Caos, oscuridad, bullicio, cables colgantes, neones, lluvia… son algunas de las palabras que vienen a la mente cuando se piensa en Tokio, pero no para Rumi Ando. Esta fotógrafa nipona desnuda la ciudad a través de su lente con imágenes que parecen sacadas de un sueño.
En su serie Tokyo Nude, la fotógrafa captura un skyline alejado del clásico gris que tiñe los edificios de la capital japonesa para pintarlos en distintos tonos pastel.
La arquitectura tokiota queda así reimaginada por el reencuadre que hacen las líneas de los bloques sobre el horizonte, las mismas que marcan los límites que Ando deja ver al espectador.
La melancolía que desprende la serie de Rumi Ando se transmite a través de unos tonos que recuerdan a los que teñían esa ciudad caótica y solitaria llamada Tokio que pasaba por delante de los ojos de Bob (Bill Murray) y Charlotte (Scarlett Johansson) en Lost In Translation (Sofia Coppola, 2004).
Enfrentarse a las fotografías de Tokyo Nude es sorprendente porque obliga al espectador a observar una ciudad completamente distinta, despojada de su carácter habitual, para presentarnos una Tokio nueva.
Todas las imágenes de la serie desprenden una paz inusual, gracias a que la autora suprime los neones y el bullicio de sus calles para encontrar la calma en un espejismo de lo que verdaderamente es Tokio.
Lo cierto es que Ando no ha encontrado un remanso de tranquilidad en su ciudad, sino que ha ido modificando las fotografías, “eliminando a la gente, anuncios, postes eléctricos, puertas y ventanas. Incluso los colores de los edificios se han cambiado”, comparte.
Mediante estos retoques, la fotógrafa consigue desnudar Tokio de todos los elementos superfluos, del “ruido”, como ella misma lo denomina, que cubre su ciudad, para mostrar su verdadera piel.