Venus creada por Sandro Botticelli

Diez obras de arte perfectas gracias a la proporción áurea

Si recordamos la historia en busca del concepto de divina proporción, Leonardo Pisano, también conocido como Fibonacci, fue un famoso matemático de Italia que se dedicó a divulgar por Europa el sistema de numeración árabe (1, 2, 3…) con base decimal y con un valor nulo (el cero).

Pero el gran descubrimiento de este matemático fue la Sucesión de Fibonacci que, posteriormente, dio lugar a la proporción áurea.

Proporción áurea cultura inquieta

¿Qué es la Sucesión de Fibonacci? Se trata de una serie numérica: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, etc. Es una serie infinita en la que la suma de dos números consecutivos siempre da como resultado el siguiente número (1+1=2; 13+21=34). A los elementos de esta sucesión se les llama hijos de Fibonacci.

La relación que existe entre cada pareja de números consecutivos (es decir, si dividimos cada número entre su anterior) se aproxima al número áureo (1,618034).

Sin embargo, lo realmente interesante surge cuando esas ideas sobrenaturales y aritméticas se traducen en la producción artística desde viejos tiempos hasta la actualidad; esa proporción, también llamada Fi, fue adoptada por artistas, artesanos y arquitectos como señal de concordancia ante los principios de crecimiento y dinamismo en las formas de la naturaleza.

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1. Las Meninas (1656), de Diego de Velázquez, contiene esas medidas para una composición técnicamente perfecta.

Las Meninas (1656), de Diego de Velázquez, proporción áurea historia del arte fibonacci
Las Meninas (1656), de Diego de Velázquez. Proporción áurea.

2. Adán y Eva (1507), de Durero, también obedece a esa proporción áurea y justamente la espiral que todos conocemos de esa figura fue descubierta por él.

Adán y Eva (1507), de Durero, proporción áurea historia del arte fibonacci
Adán y Eva (1507), Durero. Proporción áurea.

3. El rostro de La Gioconda (circa 1517) fue elaborado con dicho rectángulo proporcional por Leonardo da Vinci.

El rostro de La Gioconda (circa 1517), proporción áurea historia del arte fibonacci
La Gioconda (circa 1517), Leonardo da Vinci. Proporción áurea.

4. El mismo maestro renacentista observó que estas medidas daban por resultado la armonía del cuerpo humano y ello es constatable en El hombre de Vitruvio (1490).

El hombre de Vitruvio (1490), proporción áurea historia del arte fibonacci
El hombre de Vitruvio (1490), Leonardo da Vinci. Proporción áurea.

5. Construcción en rojo y ocre (1931), de Joaquín Torres García, demuestra que la pintura de abstracción o cubista también guarda determinadas proporciones que se identifican como una sola: la áurea.

Construcción en rojo y ocre (1931), de Joaquín Torres García, proporción áurea historia del arte fibonacci
Construcción en rojo y ocre (1931), Joaquín Torres García.

6. El cuerpo de la Venus creada por Sandro Botticelli también obedece a un cuerpo armonioso y completamente proporcional gracias al número áureo.

Venus de Sandro Botticelli, proporción áurea historia del arte fibonacci
Venus,Sandro Botticelli. Proporción áurea.

7. El David vencedor de Goliat (hacia 1610), de Caravaggio, también fue realizado siguiendo esa sucesión de cálculos que hacen del cuadro una representación geométricamente increíble.

David vencedor de Goliat de Caravaggio, proporción áurea historia del arte fibonacci
David vencedor de Goliat (hacia 1610), Caravaggio.

8. En Blanco y negro (1950), de Cartier-Bresson, es posible encontrar, aún siendo una fotografía, esa mística figura que conforma la perfección de una imagen.

Blanco y negro) de Cartier-Bresson, proporción áurea historia del arte fibonacci
Blanco y negro (1950), de Cartier-Bresson. Proporción áurea.

9. Dalí echó mano de esta proporción y sus tradiciones pitagóricas para crear Leda atómica (1949), un retrato meticulosamente calculado tanto para su producción como para su apreciación.

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Leda atómica (1949), Dalí.

10. La Madonna del Cardellino (1510) es vestigio de los amplios estudios realizados durante el Renacimiento y muestra cómo dos cálculos confluyen en uno solo y crean un cuadro simétricamente envidiable.

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Madonna del Cardellino (1510). Proporción áurea.

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