David Huggins lleva desde los 8 años avistando extraterrestres y, desde los 17, manteniendo relaciones íntimas con ellos. Todo lo plasma en sus cuadros.
“Cuando tenía 17 años, perdí mi virginidad con una fémina extraterrestre. Eso es todo lo que puedo decir”. David Huggins es el protagonista de Love and Saucers, un documental que recoge la experiencia paranormal (y placentera) de este septuagenario.
De acuerdo con la experiencia de Huggins, el estadounidense lleva viendo criaturas extrañas desde los 8 años, pero en 1961, cuando tenía 17 y se encontraba en un viaje a la granja que sus padres tenían en Georgia, todo cambió.
Aquella noche, el joven estaba paseando por un bosque cercano a la casa, cuando una mujer alienígena se le presentó y consiguió seducirle. Tal y como cuenta en el documental: “Esperaba que, si acaso, estaría perdiendo la cabeza en el asiento de atrás de un Ford o algo por estilo. Pero eso no fue lo que pasó”.
Pero ese no fue el único encuentro sexual que Huggins tuvo con los extraterrestres, sino que, según él, las visitas se mantuvieron en el tiempo y continuaron durante su etapa adulta.
Además, el estadounidense asegura que ha ejercido como figura paterna de cientos de aliens bebés que habría tenido con la alienígena, bautizada como Cerscent.
A pesar de lo inverosímil que pueda tener su historia, Huggings lo cuenta todo con una tranquilidad pasmosa y no le importa si le creen o no. Esto fue lo que llamó la atención del director Brad Abrahams, quien decidió seguirle la pista hasta Nueva Jersey y convertirle en el protagonista del documental Love and Saucers.
“Estoy sentado debajo de un árbol y de repente oigo una voz que dice: ‘David, detrás de ti’. Me giro y hay un pequeño tipo peludo con unos enormes ojos brillantes que se dirige directamente a mi. Pensé que era el hombre del saco. No sabía qué pensar”, dice Huggings sobre su primera experiencia en el documental.
Las apariciones continuaron incluso cuando se mudó a Nueva York para estudiar arte a mediados de la década de 1960, hasta el punto de que se convirtieron en una rutina, en especial las de Crescent.
“Mi relación con Crescent fue cálida y amistosa. Un poco extraña. Bueno, no, muy extraña. Era mi novia, la verdad. Una relación muy poco convencional”.
De estos encuentros surgieron una serie de pinturas en las que Huggins sobre todo se retrata a Crescent y a él manteniendo relaciones. Trasladar sus experiencias al lienzo fue una liberación para él, pudiendo dormir por primera vez en semanas.
Desde entonces, no ha parado de mostrar al mundo las experiencias sexuales paranormales que ha mantenido y sigue manteniendo. Un sexo de otro planeta.
h/t: Vice