De igual manera que el ilustre pintor Francisco de Goya y Lucientes, la artista Carla Cañellas nos invita a reflexionar sobre los riesgos que se han de tomar en la vida si queremos obtener grandes cosas.
Pero al contrario que el ilustre maño, la valenciana nos enfrenta a esos riesgos desde una perspectiva nada común: el manga nipón, concretamente, Dragon Ball una de las series más exitosas del País del Sol Naciente en el extranjero.
Históricamente los artistas han buscado diferentes recursos para plantear temas de su contemporaneidad, pero si alguien fue el pionero en tratar aquellas situaciones que podían resultar incómodas y, sobre todo, aquellas que estaban sometidas a la censura fue Goya.
Salvando las distancias y, bajo una concepción distinta, Toriyama Akira (Nagoya, 1955), el creador de Dragon Ball, hizo uso igualmente de la ironía para hacernos llegar una historia procedente de una novela china Viaje al oeste (publicada en el siglo XVI durante la dinastía Ming), en la que un grupo de personajes se enfrenta a diferentes dificultades a lo largo del camino.
Carla Cañellas fusiona en su proyecto Goya vive, la lucha sigue las influencias de ambos referentes, a través de la técnica conocida como suibokuga o sumi-e, el arte japonés de la pintura a la tinta. Las imágenes de la animación japonesa de la década de los años 90 ocupan el plano principal.
El trazo sublime a tinta china sobre papel washi esconde diferentes capas de realidad en las que poco a poco vamos vislumbrando la influencia del pintor aragonés. Obras magnas de Goya como Los Caprichos o los Cartones para las Estancias Reales, son reinterpretadas por la artista en clave de crítica sociopolítica contemporánea, emulando la composición y las características formales de estos trabajos.
La Galería de Arte A Ciegas exhibe el proyecto Goya vive, la lucha sigue de Carla Cañellas hasta el 1 de abril de 2022.