Puede que los ojos sean el espejo del alma, pero nuestras extremidades también cuentan historias con la misma fuerza a través del tacto, los gestos, la forma en que las colocamos…
Tocar a la persona que amamos, entrelazar nuestros dedos o colocar nuestra mano encima de la de alguien que necesita apoyo. Las emociones que podemos expresar con las manos son de una gran intensidad, ya que suponen un acercamiento directo a la otra persona, un contacto a través del (con)tacto directo.
A veces, esa fuerza vibra por sí misma, sin necesidad de mantener una conexión con el otro; porque las manos hablan el mismo lenguaje de nuestros sentimientos a través del lenguaje verbal.
Una fuerza que la pintora Zarina Situmorang retrata en sus cuadros como una luz en medio de la oscuridad. Sus obras desprenden la fuerza del contraste entre las sombras y una dramática luminosidad, como los cuadros de Caravaggio, en quien afirma inspirarse para crear.
Warmth, nombre con el que ha bautizado esta serie, se caracteriza por presentarnos dos pares de manos sobre la inmensidad de la oscuridad, actuando como un faro que nos llena el alma de calor, ternura y calidez.
“¡Me fascinan las manos! Dicen más que las palabras, puedes ver alegría o tristeza con solo mirar los gestos de las manos. Me dan la oportunidad de hablar de esperanza, calor y fe sin ni siquiera mostrar un rostro”.
Zarina Situmorang
El poder de la luz y la comunicación no verbal son los elementos que permiten que los cuadros de Situmorang sean entendidos por cualquier persona del mundo, las emociones hablan un lenguaje universal, al igual que nuestras manos.
“Warmth está inspirada en mi búsqueda de un hogar. Cuando era pequeña, no me sentía segura donde vivía. Siempre me repetía que quería irme a casa, aunque no tuviera otro espacio seguro al que ir. Así que, al final, lo encontré en mí misma, en mis propias manos”.