El pintor aísla objetos cotidianos, como prendas de ropa y cabelleras, y los engrandece a dimensiones hiperbólicas para resaltar la belleza de la vida diaria.
Ya sabemos que la primera impresión no es la que cuenta, pero el aspecto físico suele ser la carta de presentación que ofrecemos al resto cuando tan solo somos unos desconocidos. Dentro de esta imagen se enmarca el estilo al vestir que tengamos. La moda habla sobre nosotros, sobre cómo nos expresamos y cómo somos. La moda es un arte que juega con las texturas y los colores y así lo expresan los cuadros de Domenico Gnoli.
La Fundación Prada de Milán acoge Domenico Gnoli, una exposición muy especial donde el arte y la moda se fusionan en los lienzos del artista homónimo y que comisionan la señora Prada y su marido, Patrizio Bertelli.
Para esta ocasión, la fundación ha escogido los trabajos que Gnoli realizó entre 1949 y 1969, una prolífica etapa en la que el público podrá comprobar el talento del artista tanto como ilustrador y diseñador de moda, como pintor.
Las pinturas de Gnoli se caracterizan por sus colores, sus texturas y sus particulares dimensiones a la hora de retratar la realidad. Observar uno de sus cuadros es acercarnos con gran detalle a alguna parte en concreto del cuerpo, ya sea la ropa o la propia cabeza, llegando a ocupar todo el espacio del lienzo. Una cabeza, la punta de una trenza, el corte de una melena, el cierre de un vestido, el cuello de una camisa, una corbata…
Gracias a esta exageración, el espectador puede admirar en detalle la textura de las telas de las prendas de ropa, las sábanas e incluso las ondas marcadas con fijador de los peinados de la época. Cada puntada, cada remache, quedan descubiertos en la obra de Gnoli y nos permiten acercarnos (literal y figuradamente) aún más al arte que es el mundo de la moda.
“Siempre uso elementos sencillos y reales, no quiero añadir ni quitar nada. Nunca he querido ni siquiera deformarlos, los aíslo y represento. Mis temáticas se inspiran en el mundo que me rodea, situaciones familiares, la rutina; porque nunca medio de forma consciente con el objeto, sino que experimento la magia de su presencia".
Aislar los elementos protagonistas de sus pinturas es precisamente la manera con la que consigue dar vida a una colcha, a un rizo que cae sobre una espalda, a unos botones. Gnoli consigue que nos centremos en los detalles de la vida cotidiana y admiremos su belleza en objetos tan banales a simple vista como una cabellera o una corbata. Porque la belleza está en cualquier lugar, solo hay que salir a buscarla con la mirada correcta.
h/t: AnotherMag