Es difícil explicar esa sensación, cuando sin noción del tiempo, entrabas al videoclub del barrio a explorar el mundo a través de secciones de cine y de portadas de películas.
Como si de un consultorio se tratara, siempre había una cinta para esa tarde infinita de domingo o para esos viernes de despertares en compañía.
Detrás del mostrador, nomalmente había una persona paciente y enamorada del cine, experta en leer las mentes y "recetar películas". Pero el ritmo de los tiempos se impone y los últimos bastiones de las cintas físicas cierran sus puertas.
Ficciones, el último videoclub de Madrid, cerrará sus puertas el 31 de julio tras más de 20 años en el barrio de Lavapiés.
Con un catálogo de 50.000 películas, principalmente de cine de autor, no ha podido subsistir pese a diversificar su negocio con paquetería y colaboraciones.
Marcia Seburo, su propietaria, atribuye el cierre a la competencia de las plataformas de streaming y a la piratería. Ahora, Seburo intenta vender el catálogo restante antes de cerrar definitivamente.
“Efectivamente, tenemos un catálogo de 50.000 títulos. Ni sumando todas las plataformas llegan a lo que yo tengo”.
Ahora están vendiendo este catálogo para que los aficionados al cine puedan llevarse un recuerdo de su videoclub.
Por otro lado, el videoclub García de Jaén, el segundo más antiguo de España que seguía abierto, también cierra sus puertas después de 43 años.
Contaba con más de 16.000 socios que alquilaron películas en diversos formatos, desde el sistema Beta hasta el DVD. Juan García, su propietario, se despide con una mezcla de sentimientos, pero con la satisfacción del trabajo bien hecho:
“Tengo sentimientos encontrados. Por un lado, el trabajo bien hecho durante 43 años, conociendo a mucha gente, muchos de ellos ya no eran clientes, sino amigos. Y, por otro lado, creo que ya es suficiente tras 43 años detrás del mostrador. Para mí, no ha sido un trabajo, sino un hobby”.
Son malos tiempos para los románticos y nostálgicos, las ciudades y barrios se quedan sin esas relaciones de ida y vuelta, porque en el hecho de alquilar y de devolver una película a los 3 días, había mucho más que en un trato comercial, una especia de suerte intangible en forma de películas que, en muchas ocasiones y sin saberlo, pudieron cambiarnos a vida.
"¿Qué tenéis en contra de la nostalgia, eh? Es la única distracción posible para quien no cree en el futuro."
La gran belleza, Paolo Sorrentino.