Si hay algo que resulta realmente difícil para un director, es llegar al gran público siendo auténtico y fiel a una manera particular de entender el cine y de entender la vida; algo que Wes Anderson ha conseguido con creces.
Cualquiera que vea uno solo de los fotogramas que el de Texas realiza como un auténtico orfebre calculando al milímetro la composición, los colores, los encuadres y los elementos que los componen, sabe que es de Wes.
Con el estreno de La crónica francesa, volvemos a tener material para deleitarnos con el cine de un esteta empedernido que ha escrito una carta de amor al mundo del periodismo.
La acción está ambientada en la redacción de un periódico estadounidense que tiene su campamento base en Ennui-sur-Blasé, una ciudad francesa ficticia, y el eje argumental se vertebra en tres historias que se presentan como secciones del periódico y están pobladas de una fauna de personajes variopintos.
Estos personajes están interpretados por un elenco de actores y actrices (muchos habituales de la filmografía de Anderson) que van desde Benicio del Toro, Frances McDormand, Adrien Brody, Tilda Swinton, Timothée Chalamet, Léa Seydoux, Owen Wilson, Bill Murray, Saoirse Ronan, Willem Dafoe o Elisabeth Moss.
Pero si hay algo que destaca de la labor de Anderson, es la cuidadísima dirección artística que hace que La crónica francesa sea probablemente la cinta más bella y más arriesgada del director hasta la fecha.
En ella, se atreve a abandonar su obsesión patológica por los colores rodando muchas de las secuencias en blanco y negro e incluso convirtiendo algunos episodios de la película en gloriosas viñetas de cómic o tableaux vivants.
Estos cambios formales de tono actúan como un personaje más en la trama dando sentido a la narración y haciendo que Anderson sea más Anderson que nunca pero también llegue a meterse en la piel cinematográfica de los Godard y Truffaut que encumbraron la nouvelle vague.
Todo este artefacto estético, artístico y visual está puesto al servicio del tema central de la cinta, el amor vivido en el cautiverio de una cárcel, el amor en mitad de la libertad de una manifiesto liberal y activista o el amor en el seno de una relación paternofilial de lo más peculiar.
Además, entre milagroso fotograma y milagroso fotograma, Wes tiene tiempo para salpicar el guión con frases para el recuerdo que arman temáticas tan dispares (y disparatadas) como el valor del arte y de la libertad de expresión o la inmigración.
Quizás no todos valoren o se rindan ante el nihilismo naíf que destila el cine de Wes Anderson, pero lo que no puede discutirse es que ha vuelto a articular un espectáculo que se queda grabado en las retinas para siempre y que le da sentido a un mundo que entendemos mejor gracias a la belleza.
Aquí os dejamos con el tráiler de La crónica francesa que estará a partir del 22 de octubre en cines de toda España.
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