"Cochinadas", así llama la artista mexicana Monica Sandoval a cada uno de sus partos artísticos.
¿Cómo convivir con nuestros miedos y demonios? Pues teniendo viajes eróticos y periplos sexuales con ellos. Esto es lo que debe sentir Monica Sandoval cada vez que plasma, con un erotismo e imaginación desbordantes, cada una de sus pinturas e ilustraciones.
La veneración y atracción por Satán, no es algo nuevo. La humanidad ha madurado haciendo equilibrismo entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad, entre las sombras y las esperanzas. En esa línea delgada ontológica se mueve el satanismo, corriente que abarca todas las dimensiones vitales, incluídas el sexo.
En esta corriente, Satanás es visto como un símbolo de desafío para el conservadurismo de las principales corrientes filosóficas y religiosas, sobre todo las religiones abrahámicas, que ven a este personaje como su antítesis.
Sandoval se abandona al placer y los deseos más primitivos como expresión artística. Salvaje, sensual, controvertido... así es el arte de esta mexicana que no discierne entre la muerte, la carne y la religión.