El erotismo y la sensualidad está en los ojos del que mira y del que desea y puede hallarse en la visión más carnal y realista o en la más minimalista y abstracta, la de un trazo certero y curvilíneo que alimenta nuestras fantasías.
Si sois de los que preferís lo que se insinúa en lugar de lo que se ve, os gustará el trabajo del canadiense François Dubeau porque a través de sus ilustraciones de trazo aparentemente sencillo, nos invita a imaginar el resto.
El trabajo de Dubeau es una deliciosa paradoja. Combinando técnicas tradicionales con las herramientas digitales más modernas, Dubeau explora la forma de expresión más simple buscando lo elemental y lo primario, el instinto.
Su inspiración proviene del rechazo de la creciente complejidad y el ritmo acelerado de nuestra vida moderna. Volviendo a los conceptos básicos más instintivos, el trabajo de este artista sugiere una "pintura rupestre moderna" que profundiza en temas y formas que han habitado la psique de la humanidad desde los albores de los tiempos.
Las ilustraciones de François son un antídoto calmante contra el estrés, la histeria y las luces intermitentes del mundo exterior.
Con un lápiz digital, Dubeau explora el movimiento sin límites en su lienzo virtual, un gesto aleatorio que siempre sirve como punto de partida. Una sola línea a menudo se traduce en horas de trabajo, ya que un trazo se repite para siempre, nunca dos veces de la misma manera, hasta que el artista está satisfecho con el resultado final.
Una vez que se completa un dibujo, se transfiere a papel o lienzo. Para su trabajo en lienzos, Dubeau elige pinturas y pinceles tradicionales para crear piezas únicas que fluyen libremente con una profundidad y movimiento excepcionales.
Su combinación de técnicas tradicionales y modernas le permite unir el pasado y el presente, la autenticidad y la simplicidad de una manera verdaderamente única, sensual y original.
François nos enseña que el erotismo y la sensualidad van mucho más allá de una manifestación explícita. Nos hace ver que la imaginación es un factor tan importante o más que el simple exhibicionismo, y juega un papel más decisivo a la hora de manifestar nuestros deseos que son los suyos.