Nuestro cuerpo, con sus curvas, recodos, cuevas, colinas y valles. Nuestro cuerpo de mujer, con su perfecta imperfección es un lienzo en el que amar, pero sobre todo, en el que amarnos.
Explorar la piel hasta llegar a las entrañas del placer. Bucear por la dermis, acariciar texturas y fibras vitales, sentir que es nuestro el poder para sentir lo que queramos y cuando queramos.
Aceptarnos, enamorarnos de nuestros tejidos hasta sentirnos pletóricas calzando nuestra propia piel. Hablamos de éxtasis, hablamos de belleza, hablamos de naturaleza.
Con esto en mente y poniéndolo como parte de su premisa, Anna Pachenko, fotógrafa ucraniana, ha realizado diversas series en las que evoca este poder femenino y la apertura sexual, misma que usa como inspiración para toda su obra. Se inspira fielmente en la belleza natural, la pinta como provocadora y se enfoca en los detalles que todas escondemos, presentándolos como atributos, porque al final los que consideramos nuestros peores detalles resultan ser los más bellos de nuestro cuerpo.
Anna Pachenko: Web | Instagram
h/t: Cultura Colectiva