La picardía y el sentido del humor se ponen a disposición del público adulto. Una sátira y reflexión sobre los cuentos creados por famosos escritores infantiles, donde no sólo priman las historias de príncipes y princesas. A los ojos de un adulto se perciben ciertos matices que se vuelven invisibles ante la realidad de un niño.
¿Quién dijo que somos demasiado mayores para los cuentos infantiles?
Blancanieves y los siete enanitos: Todos somos conocedores de la historia de esta chica de piel pálida que tuvo que huir de su madrastra, ser acogida por unos enanitos en el bosque, envenenada con una manzana, hallada muerta y finalmente revivida con el beso de un príncipe. Debemos destacar, al margen de la ajetreada vida que ha tenido esta muchacha, la palpable necrofilia por parte de su futuro marido. Un chico que aprovechando la ocasión, teniendo sólo la intención de besar a la pobre joven, se encuentra con una resucitada, casándose con la misma, y según el cuento pues “viviendo felices y comiendo perdices”.
¿Y qué fue de la madrastra? Según la traducción literal del cuento de los hermanos Grimm, “Habían puesto ya al fuego unas zapatillas de hierro y estaban incandescentes. Tomándolas con tenazas, la obligaron a ponérselas, y hubo de bailar con ellas hasta que cayó muerta", parece que la dulce Blancanieves era más vengativa de lo que nos hacía creer.
Street Art. Snow White by Herr Nilsson
Caperucita Roja: La adorable niña que se dirigía a casa de su querida abuela con la merienda, y desatendiendo los consejos de su madre se fía de un lobo que, para abreviar el cuento, se come a ella y a su abuela, sin antes suplantar la identidad de la anciana. Dejando al margen temas legales de usurpación de identidad, cómo es posible que la niña no se dé cuenta o cómo el lobo es capaz de zamparse a ambas sin masticar. El cuento, por lo menos, tiene un final feliz para la protagonista y su abuela, que son rescatadas por un cazador, que no pudo ignorar el escándalo y travestismo del lobo.
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La Cenicienta: Como cualquier cuento infantil que se precie, hay una joven martirizada por su madrastra, y Cenicienta no es la excepción. La chica, con sus únicos amigos ratones, tiene la oportunidad gracias a un hada madrina de relacionarse en un baile de sociedad y conocer al príncipe que se enamora de ella locamente. Pero debido al toque de queda que siempre ponen las hadas madrinas debe volver a las 12 de la noche a casa, ya que el hechizo se rompe, dejando sólo un zapato de cristal como prueba. Al príncipe, con su podofilia, le toca recorrerse todo el reino buscando a la chica que calza un 38. Pero no sólo eso, la madrastra, literal “por sus ansías de poder cortar los talones de sus hijas para que entre el zapato”. Un cuento infantil con mutilaciones y todo.
Street Art. Cinderella by Herr Nilsson