Andy Sousa, el chico malo del ballet cubano, redefine la masculinidad

Redefiniendo la masculinidad con el "chico malo" del ballet cubano. Sobre la libertad, el arte de volar y otros misterios, habla este precioso vídeo. 

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Andy Sousa es un bailarín de Cuba que a los cinco años tenía claro que lo suyo era pasión por el movimiento, así que decidió dedicarse al ballet. Sin embargo, con todo su encanto y sus emocionantes pluralismos culturales, la isla caribeña todavía favorece un tipo de masculinidad hegemónica que se entrega a comportamientos machistas.

Aunque tuvo el apoyo de su padre, la adolescencia de Sousa estuvo marcada por compañeros y familiares que intentaron socavar su heterosexualidad y masculinidad a través del acoso y la tiranía.

“Como narradora, me atrae explorar y confrontar estereotipos y celebrar la resistencia de aquellos, que como Andy ,han aprendido a vivir con autenticidad y encontrar la libertad en su propia piel”, dice la directora Gillian Zinser de Sousa, quien también fundó Bad Boy Ballet., una iniciativa que crea conciencia y proporciona una comunidad para bailarines de ballet masculinos.

"Espero que la voz de Andy pueda inspirar a una audiencia no solo para expandir nuestra comprensión e ideas sobre el género, sino para perseguir nuestras verdaderas voces en medio del ruido de las presiones sociales, definiciones arcaicas y liderazgo falso".

sousa bailarín cubano

Superando el acoso que recibió durante su adolescencia, Sousa se unió a la Compañía de Ballet Nacional de Cuba a la edad de 15 años. Ahora vive y trabaja en Florida en busca de oportunidades y libertad emocional. Su relato, sin embargo, no es solo el de un chico que ha crecido en Cuba, sino que está muy extendido en todo el mundo. 

Los últimos cuatro años bajo Trump nos han recordado que existe una interacción amenazadora entre la prominencia de la masculinidad tóxica y la cultura política estadounidense”, dice Zinser. “La manifiesta hipermasculinidad y el enfoque casi cómicamente machista de Trump se niegan a reconocer la compasión y la sensibilidad, principios esenciales del buen liderazgo."

“Dejé escapar un gran suspiro porque ya no tendremos que soportar otros cuatro años de esta visión tan tóxica. Esta forma de masculinidad performativa que alienta a los hombres a ser agresivos, sin emociones y dominantes en sus interacciones con los demás, tiene un precio, parte del cual lo pagan los propios hombres, mientras que la mayor parte lo pagan todos los demás".

h/t: Nowness 

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