Entrar en un establecimiento y ver impresa una hoja de marihuana en alguno de los productos del mostrador hace años que ha dejado de ser un indicador de que estamos en un estanco, ahora podríamos estar en una tienda de cosméticos o en una farmacia. Pero, ¿a qué viene esta explosión del cannabis? La clave está detrás de estas siglas: CBD.
El cannabidiol (CBD) es uno de los más de cien cannabinoides de la planta de cannabis y, junto al tetrahidrocannabinol (THC), uno de los más importantes. Ambos se encuentran en el cáñamo en distintas proporciones dependiendo de la cepa, pero son sus diferentes efectos al ser consumidos lo que los distingue.
El THC y el CBD actúan de diferentes maneras sobre el sistema endocannabinoide, una forma de comunicación intercelular que modifica los procesos fisiológicos y patológicos del cuerpo. Por su parte, el THC tiene efectos psicoactivos, es decir, es la parte que “nos coloca” cuando consumimos marihuana; a diferencia del CBD, que no es adictivo, es ideal para tratar una amplia variedad de patologías y se puede combinar con otros medicamentos.
“Mi médico me recomendó probar los aceites de CBD. Yo pensaba que eso era marihuana destilada y lo ignoré”. Juan tiene 56 años y padece artritis reumatoide. Este taxista asoció el CBD con el THC, rechazando de pleno los beneficios que podía traerle para su patología, hasta que su hija le explicó la diferencia. “Me dijo que podía quitarme el dolor”, así que lo probó y notó “cómo la inflamación se disminuía y el dolor era más leve”.
“Mi médico me recomendó probar los aceites de CBD. Yo pensaba que eso era marihuana destilada y lo ignoré”
Para acabar con los prejuicios de gente como Juan, basta con leer un informe de 2017 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el que concluye que el CBD no tiene potencial de abuso ni dependencia y, lo mejor de todo, es seguro para la salud. Como resultado, cada vez son más los productos que cuentan con la hoja de marihuana impresa en su etiquetado.
Julia es otra de las voces que nos ha contado su experiencia. A ella la psoriasis la estaba destrozando física y mentalmente. El cuero cabelludo y la espalda de esta abogada de 32 años no paraban de picarle, pero gracias al CBD está mucho mejor. “Llevo usándolo un mes y no podía estar más contenta. Lo conocí investigando por internet, vi que muchas personas en mi situación lo recomendaban y decidí probar suerte. La hinchazón y el picor se reducen, me siento mucho más relajada y los brotes han dejado de ser un infierno”.
No importa la forma en la que se escoja disfrutar de los beneficios del CBD, en empresas como The Tree CBD cuentan con un amplio catálogo de productos para adaptarse a las necesidades de cada persona. La compañía catalana también ofrece cosméticos para uso tópico, ya que el cáñamo hidrata, aporta luminosidad, calma y repara los puntos dañados por el sol o el ejercicio físico.Además, todos sus productos son son legales, procedentes de agricultura ecológica, sin efectos psicoactivos y certificados por la Unión Europea.
Esta es la opción que escogió Carlos, entrenador personal de 40 años: “Mi día a día es entrenar. Tantas horas haciendo ejercicio hacen que mi piel se reseque, esté tirante y, además de las agujetas, tengo rojeces e inflamaciones”. Conoció el CBD por el boca a boca, cuando una de sus clientas se lo recomendó. De primeras se sorprendió, pero, como él mismo cuenta: “Me encantó y ahora siempre llevo a mano una producto de CBD como el Sport Balm”.
El cáñamo hidrata, aporta luminosidad, calma y repara los puntos dañados por el sol o el ejercicio físico
El Cannabidiol se caracteriza por sus amplias propiedades terapéuticas: es antiinflamatorio, ansiolítico y analgésico. Según recoge la Fundación Canna, sus múltiples propiedades lo convierten en un tratamiento recomendado para enfermedades como la ansiedad, la epilepsia, la psoriasis, la artritis y patologías neurodegenerativas como el parkinson y el alzheimer. También se emplea para combatir los síntomas de trastornos como la endometriosis y el insomnio.
Como el caso de Carmen, que sufre insomnio a sus 44 años. “Me pasaba las noches en vela y luego durante el día me sentía mal por no tener energía para atender a mis hijos”. Cansada de las pastillas y las valerianas, apostó por un remedio natural como el aceite de CBD: “Noto cómo me tranquiliza, el cuerpo se deja llevar a un estado de relajación y, por fin, duermo toda la noche”.
Ana lleva conviviendo con la ansiedad tres años. Tras varios antidepresivos recetados por sus médicos, esta joven de 25 años decidió probar el CBD “por curiosidad”. “Me habló un amigo sobre ello hace un par de años” y, al igual que Juan, “dudaba de que no tuviera los efectos de la marihuana”. Pero pronto comprendió que no eran lo mismo: “Me relaja bastante, me tranquiliza. Es como una valeriana potente, está rico, huele bien y me gusta su efecto”.
A pesar de no conocerse, Juan, Julia, Carlos, Carmen y Ana comparten un vínculo muy especial. Sus experiencias probando en sus cuerpos los efectos de un componente natural como el CBD les ha abierto la mente y ha mejorado su calidad de vida en un viaje que solo acaba de comenzar.