Cada cierto tiempo, las redes sociales adoptan una nueva jerga que trasciende las pantallas y se usa en el día a día de la generación que la crea.
NPC, meme, incel, etc. En 2018 surge el término Cottagecore en internet y según Urban Dictionary se define como “una estética nicho basada en la cultura visual de una vida idealizada en una granja”. La palabra empieza a usarse con más frecuencia durante el 2020, pospandemia y erige una de las tendencias más dilatadas en el tiempo de los últimos años. Aún hoy, en pleno 2023, hay cientos de perfiles que se encargan de mostrar esta idílica realidad.
La fetichización de la naturaleza y lo cotidiano es una constante. Esta tendencia originaria en TikTok, extendida al resto de redes sociales, no hace más que demostrar en qué punto nos encontramos como individuos y sociedad: deseamos algo muy alejado a la realidad de una ciudad.
Paralelamente, existe una relación directa con el contenido audiovisual que consumimos y se produce actualmente: películas como Call me by your name, series como Normal People y, en el contexto más nacional, Estiu 1993, Cinco Lobitos, 20.000 especies de abejas o Creatura, entre otras.
Todas ellas nos muestran unos nexos rurales románticos y deseables (alejados de la realidad que nos muestra Rodrigo Sorogoyen en As Bestas) que en la mayoría de casos no existirán para cualquier ciudadano medio.
Dice el pensador Eudald Espluga en No seas tú mismo:
“El scroll down no participativo nada tiene que ver con el festín narcisista, hiperactivo y hedonista que los críticos del consumismo digital nos dicen que es (...) el entretenimiento de masas; (...) ya no funciona como una explosión catódica que nos hipnotiza y nos cautiva (...) al contrario, nos invita a seguir siendo productivos y fértiles.”, Eudald Espluga
Lo bucólico, que siempre ha conectado con cualquiera, ahora se presenta como una forma de entender al otro y la humanidad, en su sentido más afectuoso. De alguna forma, en la inmensidad de TikTok, este tipo de trends plantean un momento de pausa y un oasis de tranquilidad.
La estética Cottagecore nos traslada a una especie de refugio y nos plantea dudas sobre cómo vivimos y lo que se nos presenta como deseable o no en un mundo capitalista.
En definitiva, nos acerca a una realidad más humana.