Al hecho de que todas las personas tenemos un teléfono móvil, le sumamos la tendencia a exponer nuestras vidas en las redes sociales y el resultado es una peligrosa obsesión por lucir perfectos y perfectas en cada uno de los "selfies" que nos hacemos o en cada una de las fotos en las que aparecemos.
Esta moda exigente e irreal de salir guapos y guapas en todos nuestros posts está generando trastornos como la dismorfia causados por los filtros y los efectos que nos aplicamos para matizar nuestras pieles o hacer desaparecer arrugas. Aspiramos a tener una imagen que se aleja de la realidad y de la belleza de nuestras imperfecciones.
Esta dictadura de la belleza a la que estamos sometidos y sometidas y sus efectos de distorsión se acrecentan con el hecho de que la mayoría de las veces nos cuesta reconocernos en las fotografías.
Hay muchas explicaciones a ese hecho de por qué no nos vemos en las capturas que nos hacemos tal y como pensamos que somos. Una de ellas es que, en la mayoría de los casos, no usamos una técnica correcta para fotografiarnos.
Un reciente trend en Tik Tok revela los efectos de hacerse correctamente un selfie. La perspectiva, la distancia a la que está el dispositivo de nuestra cara, la luz, el encuadre o la elección de nuestro mejor ángulo pueden variar mucho el resultado final.
Dejando a un lado lo curioso que puede resultar el multitudianrio experimento, el trend es solo un reflejo más de la importancia que le damos a nuestro físico y a nuestra imagen. Quizás debamos reflexionar sobre la idea de que nuestra salud mental y nuestra autoestima no es una moda pasajera, no es un divertido experimento.
