Imaginarnos el fututo es una especie de necesidad inherente al ser humano. Desde el origen de los tiempos, hemos soñado o vislumbrado cómo será el mundo en el futuro.
Originalmente en forma de cromos o estampadas en cajas de cigarrillos, y posteriormente como postales, durante finales del siglo XIX y principios del XX, varios fueron los artistas que intentaron, a través de sus elucubraciones, dar forma tanto a nuestro presente, como a un futuro incluso más lejano a través de la imagen.
Fue así que entre los años 1899 y 1910, las futuristas ilustraciones de Jean-Marc Côté y otros artistas franceses, y en las que describían como se suponía que sería en el entonces distante año 2000, acabaron siendo de dominio público.
Como suele ser común en el imaginario de los visionarios de cualquier época, sus predicciones se salieron de la norma, no obstante, sin llegar a excederse lo suficiente fuera de los confines de su entorno tecnológico: de ahí la ubicuidad de propulsores, por no mencionar las vestimentas distintivas del siglo XIX, e incluso el uso de animales de tiro para el transporte.
De entre toda esta producción artística, se conservan al menos 87 estampas diseñadas por varios ilustradores franceses. La primera serie se produjo para la Exposición Universal de París, en el año 1900. Sin embargo, parece ser que debido a dificultades financieras, las tarjetas de Jean-Marc Côté y demás artistas nunca se distribuyeron realmente y tan solo salieron a la luz muchos años después después de que el autor de ciencia ficción Isaac Asimov descubriera un juego y lo publicara en 1986, con comentarios complementarios, en el libro Futuredays: una visión del siglo XIX del siglo XX.
Como tantas otras ideas, la iniciativa surgió en Francia, pero no hubo de pasar demasiado tiempo para que el futuro resultara, del mismo modo, la fuente de inspiración para artistas de otros lugares del mundo. Así, en enero de 1900, en Alemania, también la compañía de pasteles "Theodore Hildebrand and Son" comenzó una campaña publicitaria: en cada paquete de chocolate, cacao o caja de chocolate adjuntó un cromo con una imagen de la hipotética sociedad del año 2000. La producción total fue de 12 tarjetas.
Poco después, durante la primera mitad del siglo XX, en 1914, también la asociación de pasteleros "Einem" de Moscú, lanzó otro juego de imágenes. Pese a que la producción fue tan solo de 8 de postales en color, los rusos tratarían de ir, como siempre un paso más allá: ¡atreviéndose -tan solo- a aventurar como sería la capital rusa entre los años 2114 y 2259!