El amor por nuestros animales de compañía es incondicional… la mayoría de las veces. El certamen británico nos deja fotografías donde se entremezclan las miradas de “yo no he sido”, con la búsqueda de compasión.
¿Cuántas veces hemos descubierto, con horror, el desastre que han hecho en casa nuestras mascotas? Transformar todo nuestro armario en tiras de tela; acabar con el papeleo burocrático que hemos tardado semanas, meses o años en archivar; hacer del sofá una fiesta de la gomaespuma… No hay que perder de vista que, en el fondo, los animales de compañía no dejan de ser precisamente, eso, animales.
Sin embargo, por mucho que nos enfademos, no podemos obviar sus miradas suplicando nuestro perdón después de haber cometido la “travesura” y que consiguen que se nos ablande el corazón.
Precisamente buscando capturar ese momento donde la culpa, la ternura y la rebeldía se funden en sus ojos, ha nacido el concurso fotográfico a la mascota más traviesa. La start-up británica So-Sure creó este certamen para celebrar los mejores y los peores momentos que los dueños de animales de compañía viven en su día a día.
La vencedora de esta primera edición ha sido Laya, una cachorra perruna de un año que ha conseguido alzarse con el puesto tras hacer un festín de plumas en su salón, vaciando los cojines de los sofás de su dueño.
Los dueños de distintas mascotas se han volcado en la iniciativa, compartiendo las divertidas fotografías de sus animales en plena acción. Algunos se esconden, avergonzados por lo que han hecho y temiendo la bronca que se avecina, mientras que otros miran con inocencia a cámara.
Con casi 150 instantáneas, el concurso escogió a Laya y su mirada de culpabilidad como la mascota más traviesa, galardonando su hazaña con 200 libras y un cupón para que su dueña pueda reemplazar los daños en su hogar en una tienda textil.
Tener una mascota puede ser lo mejor que nos pase… excepto cuando se olvidan de que son nuestros mejores amigos y deciden crear caos y destrucción a su alrededor, como unos verdaderos animales. Traviesos o no, siempre serán los reyes y reinas del hogar.