La belleza del paisaje ha servido de inspiración para numerosos artistas, pero para Sea162, la geografía terrestre es el gran cuadro donde experimenta.
Capturar la magia del paisaje, sus colores, sus contrastes y su dinámica belleza ha sido obsesión e inspiración de numerosos artistas. Dentro del mundo de la pintura, el impresionismo fue la corriente que puso a la naturaleza en el centro de sus creaciones y, sus pintores, obnubilados ante el espectáculo terrestre que veían sus ojos, no podían dejar de reinterpretarlo y dotarlo de movimiento a través del pincel.
Aunque la naturaleza también ha sido lienzo del talento humano para crear arte, de hecho, fue el primero de la Historia de la Humanidad. Las pinturas rupestres usaban las superficies laterales de las cuevas donde se refugiaban y convivían como una gran tela donde plasmar su rutina, sus anhelos y desgracias, dejándonos una preciada prueba de cómo era su vida por aquel entonces.
Ahora, tomando como base la capacidad de la naturaleza para ser lienzo, fuente de inspiración y material de trabajo al mismo tiempo, el artista Sea162 presenta Through the Rock. Con este proyecto internacional, busca crear un recorrido de arte neorrupestre mediante el que se transformen espacios abandonados y degradados (como canteras o minas), convirtiéndolos en un punto de encuentro entre el arte y la naturaleza.
Para Sea162, la geografía española es su mejor lienzo. Sus obras nos recuperan al street art, pero con un toque más salvaje, neorrupestre. Todas las formas de vida son las protagonistas de sus dibujos, desde animales como el lobo y el búho, hasta un bebé en el útero materno o unos ojos humanos que nos escudriñan, dotando de vida a la montaña sobre la que se han dibujado.
En esta serie, la conexión entre naturaleza y arte es total, hasta el punto de que algunas de las obras están realizadas con pigmentos naturales recogidos de diferentes puntos del país.
Through the Rock nos plantea hasta dónde termina la naturaleza y comienza el ser humano, qué es lo que nos separa y nos une, cuándo dejamos de ser paisaje, para admirarlo desde la distancia.