El 17 de abril de 2014 fallecía el gran Gabo. Se fue su mirada bonachona de ojos caídos y llenos de vida.
Se fue su manera mágica de contar la realidad. Gabriel García Márquez era un genio sagaz y comprometido con el mundo, el mismo mundo que se quedó un poco más desalmado cuando el tierno Gabito dejó de alquilarse para soñar y emprendió su último viaje. Queremos recordarle a través de algunas de sus memorables frases literarias. Se te echa muchos de menos, Gabo.
1.El amor es eterno mientras dura. (Sólo vine a hablar por teléfono).
2. Poco a poco fue idealizándola, atribuyéndole virtudes improbables, sentimiento imaginarios, y al cabo de dos semanas ya no pensaba más en ella. Así que decidió mandarle una esquela simple escrita por ambos lados con su letra de escribano. (El amor en los tiempos del cólera).
3. Se hundió en una amable geografía, en un mundo fácil, ideal; un mundo como diseñado por un niño, sin ecuaciones algebraicas, sin despedidas amorosas y sin fuerzas de gravedad. (La otra costilla del hombre).
4. El primer síntoma de la vejez es que uno empieza a parecerse a su padre. (Memoria de mis putas tristes).
5. Locamente enamorados al cabo de tantos años de complicidad estéril, gozaban con el milagro de quererse tanto en la mesa como en la cama, y llegaron a ser tan felices, que todavía cuando eran dos ancianos agotados seguían retozando como conejitos peleándose como perros. (Cien años de soledad).
6. El cuerpo humano no está hecho para los años que uno podría vivir. (Del amor y otros demonios).
7. Volverán –dijo-. La vergüenza tiene mala memoria. (La mala hora).
8. Todos los sueños con pájaros son de buena salud. (Crónica de una muerte anunciada).
9. La palabra mestizaje significa mezclar las lágrimas con la sangre que corre. ¿Qué se puede esperar de semejante brebaje? (Buen viaje, señor presidente).
10. En alguna ciudad del mundo, en todas las paredes, tienen que estar escritas esas palabras: ‘Ojos de perro azul´ -dije-. Si mañana las recordara iría a buscarte. (Ojos de perro azul).
11. Las cosas tienen vida propia, todo es cuestión de despertarle el ánima. (Cien años de soledad).
12. …recordó un viejo adagio español: “que no nos dé Dios lo que somos capaces de soportar”. (Noticia de un secuestro).
13. Recuerda siempre que lo más importante de un matrimonio no es la felicidad sino la estabilidad. (El amor en los tiempos del cólera).
14. Un buen escritor puede ganar buen dinero. Sobre todo si trabaja con el gobierno. (Vivir para contarla).
15. …si yo hubiera sabido que mi hijo iba a ser presidente de la república lo hubiera mandado a la escuela… (El otoño del patriarca).
16. Me alquilo para soñar. En realidad, era su único oficio. (Me alquilo para soñar).
17 .¿Por qué tendría que estar en el limbo? ¿Acaso había muerto? No. Simplemente fue un cambio de estado, un tránsito normal de un mundo físico a un mundo más fácil, descomplicado, en el que habían sido eliminadas todas las dimensiones. (Eva está dentro de su gato).
18. Preescribir es adquirir una propiedad por el transcurso del tiempo. (Vivir para contarla).
19. El cambio de personalidad es una lucha cotidiana en la que uno se rebela contra su propia determinación de cambiar, y quiero seguir siendo uno mismo. (La aventura de Miguel Littin clandestino en Chile).
20. Es inútil que siga rezando. Hasta Dios se va de vacaciones en agosto. (Diecisiete ingleses envenenados).
Ilustración de Esteban París
21. No hay anuncios de cometas ni eclipses, que yo sepa, ni tenemos culpas tan grandes como para que Dios se ocupe de nosotros. (Del amor y otros demonios).
22. Dice que se está muriendo por mí, como si yo fuera un cólico miserere. (Cien años de soledad).
23. Pues habían vivido juntos lo bastante para darse cuenta de que el amor era el amor en cualquier tiempo y en cualquier parte, pero tanto más denso cuanto más cerca de la muerte. (El amor en los tiempos del cólera).
24. Lo que pasa es que en este país no hay una sola fortuna que no tenga a la espalda un burro muerto. (La mala hora).
25. Siempre he dicho que uno envejece más rápido en los retratos que en la vida real. (Buen viaje, señor presidente).
26. No estoy enfermo –dijo el coronel-. Lo que pasa es que en octubre siento como si tuviera animales en las tripas. (El coronel no tiene quien le escriba).
27. Si no le temes a Dios, témele a la sífilis. (Vivir para contarla).
28. …aprendieron que las obsesiones dominantes prevalecen contra la muerte, y volvieron a ser felices con la certidumbre de que ellos seguirían amándose con sus naturalezas de aparecidos, mucho después de que otras especies de animales futuros les arrebataran a los insectos el paraíso de miseria que los insectos estaban acabando de arrebatarles a los hombres. (Cien años de soledad).
29. Sólo la poesía es clarividente. (Me alquilo para soñar).
30. Mi hijo nunca salía por la puerta de atrás cuando estaba bien vestido. (Crónica de una muerte anunciada).
Ilustración de Pancho Cajas
31. Sin darse cuenta, a través del cuerpo incorrupto de su hija, llevaba ya veintidós años luchando en vida por la causa legítima de su propia canonización. (La Santa).
32. Nunca seré viejo –le dije entonces-. Ella lo interpretó como un propósito heroico de luchar sin cuartel contra los estragos del tiempo, pero él fue más explícito: tenía la determinación irrevocable de quitarse la vida a los sesenta años. (El amor en los tiempos del cólera).
33. Esa mujer es tu perdición…Te tiene tan embobado, que un día de estos te veré retorciéndote de cólicos, con un sapo metido en la barriga. (Cien años de soledad).
34. Es un triunfo en la vida que la memoria de los viejos se pierda para las cosas que no son esenciales. (Memoria de mis putas tristes).
35. No esperaba nada –mintió. Volvió hacia el médico una mirada enteramente infantil-. Yo no tengo quien me escriba. (El coronel no tiene quien le escriba).
36. Si tienes ganas de cantar, canta –dijo el coronel-. Esto es bueno para la bilis. (El coronel no tiene quien le escriba).
37. Se necesita tener esa capacidad de buey que tú tienes para esperar una carta durante quince años. (El coronel no tiene quien le escriba).
38. Soy libre y me vendo yo misma. (Del amor y otros demonios).
39. Era bella, elástica, con una piel tierna del color del pan y los ojos de almendras verdes, y tenía el cabello liso y negro y largo hasta la espalda y un aura de antigüedad que lo mismo podía ser de Indonesia que de los Andes. (El avión de la bella durmiente).
40. …hicieron un amor tranquilo y sano, de abuelos percudidos, que iba a fijarse en su memoria como el mejor recuerdo de ese viaje lunático…Era como si se hubieran saltado el arduo calvario de la vida conyugal, y hubieran ido sin más vueltas al grano del amor. (El amor en los tiempos del cólera).
Ilustración de Fernando Vicente
41. Las vainas de cama se arreglan con plomo. (Vivir para contarla).
42. -Anoche soñé que estaba esperando una carta –dijo la abuela. Eréndida que nunca hablaba sino era por motivos ineludibles, preguntó: ¿Qué día era en el sueño? –Jueves. –Entonces eran malas noticias –dijo Eréndida- pero no llegará nunca. (La increíble y triste historia de la cándida Eréndida y de su abuela desalmada).
43. El mar crecerá con mis lágrimas. (La mala hora).
44. A mí me hubiera gustado morirme por mi cuenta, pero si mi destino era ese yo tenía que asumirlo. (Noticia de un secuestro).
45. Siento que la conozco menos cuanto más la conozco. (Del amor y otros demonios).
46. …y no hay mujer ni negra ni blanca que valga ciento veinte libras de oro, a no ser que cague diamantes. (Del amor y otros demonios).
47. Cuídate el corazón…te estás pudriendo vivo. (Cien años de soledad).
48. Hace un siglo me cagaron la vida con ese pobre hombre porque éramos demasiado jóvenes, y ahora nos los quieren repetir porque somos demasiado viejos. (El amor en los tiempos del cólera).
49. No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad. (Del amor y otros demonios).
50. Era un desconocido más en la ciudad de los desconocidos ilustres. (Buen viaje, señor presidente).
¡Gracias por tanto, Gabo!