'Vivir deliberadamente', las reflexiones de Henry David Thoreau sobre la felicidad

Henry David Thoreau fue escritor, poeta, ecologista, defensor de la desobediencia civil y filósofo. También conferenciantes y fabricante de tapices y defendía que no hay nada peor que nos pueda pasar que llegar al momento de nuestra muerte y descubrir que no hemos vivido. Pero tenemos buenas noticias: aún estamos a tiempo.

“Todos los hombres quieren algo que hacer para poder ser”.

Henry David Thoreau
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Frists Luhaers

Quizá te estés preguntando si es posible vivir sin vivir. A lo que Thoreau se refiere es a vivir con el piloto automático puesto, a dejarnos llevar por la inercia y no vivir desde el alma, con intención y consciencia. Esto es más difícil, ¿verdad?

Es en su conocida obra Walden, donde el estadounidense hace hincapié en que vivir no es solo existir, respirar o llevar una rutina que termine con nuestras pasiones, apague la motivación, nuestros impulsos creativos e incluso nuestros sentimientos de libertad. Volver a nuestra esencia, vivir con lo simple y lo mínimo, centrarnos en el momento presente y quitarnos todas las obligaciones y sufrimientos que nos hemos ido colocando encima en la sociedad actual.

En este libro de culto para muchos, el escritor nos anima a que aprendamos a diferenciar lo importante de lo trivial y a poner fin a la sensación de desesperación continua. 

Y lo hace con conocimiento de causa. A mediados del siglo XIX en su empeño de entender la naturaleza y su relación con la condición humana, se retiraba a la laguna de Walden, en la pequeña reserva natural de Massachussets. 

“Fui a los bosques porque quería vivir solo, deliberadamente, para afrontar los hechos esenciales de la existencia. No quería vivir lo que no era vida. Quería sentir profundamente y extraer toda la médula a la vida, vivir de una forma tan intensa y espartana que pudiese prescindir de todo lo que no era auténtico”.

Henry David Thoreau, 'Walden'
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Federico Fioravant

El 4 de julio de 1845, lo dejaba todo para irse a un bosque propiedad de su amigo, Ralph Waldo Emerson. Su objetivo no era otro que vivir deliberadamente. A Thoreau le costaba ajustarse a las normas de la sociedad y defendía una forma de individualismo ascético, algo que difundía en sus múltiples conferencias, en las que exponía que las personas ya somos ricas nada más venir al mundo y la única forma de descubrirlo es prescindiendo de gran parte de lo que tenemos.

Henry David Thoreau defendía firmemente el ser frente al poseer, apostando por renunciar al materialismo y orientarnos hacia un tipo de vida que nos permita ser y sentir, en la que podamos elegir a qué dedicar nuestro tiempo y existencia. De igual manera, en un momento en el que aún ni siquiera se había oído hablar de mindfulness, el pensador invitaba a poner la mirada y la atención en el aquí y ahora.

Por eso disfrutaba tanto de la naturaleza, donde lo que importa es lo que sucede en este mismo instante. Cuando estamos en medio del bosque, el ayer o el mañana no tienen relevancia, solamente la tiene lo que estamos haciendo en ese momento para mantener el equilibrio, la calma y la perfección.

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Allef Vinicius

“Siempre he lamentado no haber sido tan sabio como el día que nací”, afirmaba. Porque la clave de la vida, según Thoreau, esta en la sencillez. En simplificar, saber diferenciar lo superficial de lo esencial, lo importante de lo relativo, esta es nuestra eterna asignatura pendiente y por eso nos seguimos cargando de un exceso de preocupaciones inútiles.

Ser capaces de reducir todo ese ese exceso de equipaje, nos permitiría andar más ligeros y disfrutar más y de una manera más plena. Vivir deliberadamente es tener pasión y recordar que no lo sabemos todo, ser humildes y mostrar una actitud de aprendizaje diaria. Solo así estaremos abiertos al descubrimiento y al misterio y alcanzaremos el bienestar y la satisfacción.

 Si algo te ha movido al leer estas líneas te invitamos a leer Walden. Probablemente el primer trabajo sobre autoayuda, escrito además por un filósofo que practicó la desobediencia social y nos dejó valiosas lecciones para hallar el sentido existencial.

“No hay nada mejor que pararse en el encuentro de dos eternidades, el pasado y el futuro, que es precisamente el momento presente; esa es la línea que debes seguir”.

Henry David Thoreau

 h/t: La mente es maravillosa

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