Cuando abrimos la primera hoja de un libro, estamos dispuestos a cambiarnos de piel y a adentrarnos en universos que nos pertenecerán durante un espacio de tiempo. Durante un puñado de horas -o de días- seremos protagonistas de una historia que no es la nuestra. Nuestros límites se desintegran en los confines de la imaginación. Esa es la magia de la lectura.
Dicen que un enigma es el dicho o cosa que no se alcanza a comprender o es difícil de entender o interpretar, lo que se caracteriza por ser ambiguo o metafórico.
Toda nuestra vida, desde el momento que abrimos los ojos al mundo por primera vez, hasta que los cerramos para siempre, es un enigma. Será quizá por ello, por lo que nos atraen poderosamente las historias de misterio, esas que entrañan una intriga que deseamos deducir a golpe de astucia e ingenio.
Por eso nos hemos asomado a la nueva novela de Joël Dicker,"El enigma de la habitación 622", con la emoción a flor de piel. Misterios, enigmas y tramas que saltan en el tiempo y amenazan con atraparnos de principio a fin.
El suizo Joël Dicker es aficionado a las tramas complejas y a dejarnos sin aliento. Dicker acaba de publicar su sexto libro 'El enigma de la habitación 622' (Alfaguara) que es, al igual que las anteriores, una novela que aborda el género policial desde una periferia extraña y que intenta resolver un crimen que sucedió hace años.
Dicker ya sorprendió al mundo con sus obras 'El libro de los Baltimore', 'La desaparición de Stephanie Mailer' y 'La verdad sobre el caso Harry Quebert', novela galardonada con el Premio Goncourt des Lycéens, el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa y el Premio Lire, entre otros.
¿Por qué deberíamos devorar "El enigma de la habitación 622"? Os vamos a dar nuestras cinco razones:
1. Porque cuando abres un libro de Joël Dicker no puedes soltarlo.
Dicker tiene una capacidad increíble de absorber y arrastrar al lector al interior de sus novelas y no dejarle escapar hasta el final. Una trama con intriga, un argumento que gira, gira y gira y una gran facilidad para conectar a nivel narrativo en el lector.
En esta ocasión, nos vamos a encontrar una novela dentro de otra y una de ellas está protagonizada por el propio Dicker durante un descanso y una cura espiritual que hizo en un lujoso hotel de los Alpes suizos, El Palace de Verbier. Allí conocerá a la joven que ocupa la habitación contigua, la 621 bis, y juntos intentarán averiguar por qué no hay una habitación 622.
2. Porque estamos ante un un thriller diabólico, construido con la precisión de un reloj suizo.
Partimos de una muerte misteriosa que en su momento la policía no llegó a resolver y cuya intriga nos ocupará toda la novela. Sin querer desvelar mucho, os contaremos que Dicker nos introduce en el ámbito de un gran banco en el que hallaremos un cóctel que tiene un poco de todo. Ambición, luchas de poder, secretos, amor, desamor, envidia y venganza.
Todos sus personajes están envueltos en una red de secretos. ¿Víctimas o verdugos? ¿Culpables o inocentes? Solo el tiempo pondrá a cada uno en su sitio.
3 . Porque Joël Dicker es al mismo tiempo autor y protagonista
Los fragmentos de la novela que transcurren en el presente están narrados en primera persona por un conocido escritor llamado Joël Dicker.
Aunque el autor suizo aclaró en distintas entrevistas que su personaje no es exactamente igual a él, reconoció que se divirtió mucho construyéndolo y haciéndole reflexionar sobre la literatura y el oficio de la escritura.
Sea o no igual al real, el Joël de la novela es divertido, suele burlarse de sí mismo y no tiene inconvenientes en revelar los trucos de los que suelen valerse los escritores para armar sus historias.
4. Porque tiene esas idas y vueltas en el tiempo que tanto gustan
El relato llega a tener 5 líneas temporales entre el presente (en el que Joël y Scarlett investigan lo ocurrido en la misteriosa habitación 622), los días previos al asesinato y los posteriores.
Este juego implica, entre otras cosas, que durante gran parte del libro todos saben quién es la persona que ha muerto, menos nosotros, los lectores. De esta manera, Dicker logra darle agilidad a una novela que no es precisamente corta, tiene 618 páginas.
5. Porque no vamos a dejar de sorprendernos
Y a partir de aquí, nos encontramos una de esas novelas típicas de Dicker en las que se construye y se vuelve a construir el argumento una y mil veces.
Sobre todo al pasar el ecuador de la novela, nos iremos encontrando multitud de giros argumentales que cambian totalmente la historia. No solo es imposible predecir cualquiera de esos requiebros, sino que también lo es aventurarse y colocar en un lugar u otro a sus personajes.
En definitiva, Joël Dicker vuelve a regalarnos su mundo y su manera de conectar con el lector. Sus historias, una vez más, nos llevarán de la mano a lo más profundo de la mente humana.
Sound on y a volar:
Joël Dicker: Web