París es una ciudad que tiene tantos significados como personas la han visitado o la han vivido. Para Ernest Hemingway, París era una fiesta y para el escritor valenciano Nacho López Murria (1987), París era una rave.
Justo así, París era una rave, es como se titula el libro que Nacho López Murria ha colado en la prestigiosa lista que la revista Esquire elabora cada año con esas lecturas que tenemos que convertir en imprescindibles.
Ona y Leo coinciden por casualidad en el mismo avión con destino a París. Con todos los tópicos típicos de las comedias románticas, los protagonistas se reencontrarán en una fiesta secreta que tiene lugar una vez al mes en un edificio de la ciudad.
Pero, justo antes de entregarse a su primer beso, el chico vomita sobre la alfombra del vecino de abajo, que no es otro que el mismísimo escritor chileno Alejandro Jodorowsky, que sufre los desmanes de los invitados a la soirée.
Harto de ser tomado por el pito del sereno, el escritor, cineasta, tarotista y psicomago los condenará eternamente con una maldición: "De la fiesta no podréis escapar, en París para siempre os quedaréis, condenados a quererse, obligados a odiarse…".
Desde ese momento, lo que parecía ser un relato naíf y cursi se transforma en una peripecia surrealista protagonizada por polacos mutantes, un agente secreto clavadito a Ryan Gosling, un puticlub reconvertido en pizzería o una mendiga que canta canciones de Edith Piaf. El objetivo será acabar con el dichoso maleficio del icónico autor.
Solo con la sinopsis de la novela, podemos hacernos una idea de que la obra de López Murria está llena de referentes que pueblan un rico imaginario que se nutre de inspiraciones que van desde El ángel exterminador de Buñuel, hasta el imaginario millennial de un escritor que ha buceado en universos como los de Michel Gondry, Wes Anderson o Woody Allen.
Su narrativa inundada de cinematografía es una total seña de identidad ya que Nacho es guionista de televisión. Entre sus últimos trabajos se encuentra Circular, miniserie de terror juvenil para RTVE y emitida en Instagram Stories o el programa Otros mundos, de Movistar+.
Dicen que los mejores escritores ponen el alma cuando escriben sobre lo que saben y París era una rave nace de una anécdota real que un amigo de Nacho le contó. Hace unos años, tenía lugar una celebración mensual en un piso del 30 Ter de la Avenue Daumesnil.
Un grupo de jóvenes españoles afincados allí causaban sensación organizando jaranas en las que tenían lugar conciertos en directo, jam sessions, micros abiertos, besos encontrados en la Tercera Fase en el interior del baño o drogas alucinógenas; un terrible caos que sufría el vecino de abajo, Alejandro Jodorowsky.
Todos y todas los que hemos disfrutado, o seguimos haciéndolo, de raves, afters y reuniones en cocinas que son testigos de confesiones brutales, amores fugaces o secretos que nos llevaremos a la tumba, tenemos la oportunidad de revivir nuestros sueños surrealistas por esa ciudad en la que no solo el amor es eterno, la fiesta también.