El pianista canadiense Glenn Gould Herbert (1932-1982) fue uno de los pianistas clásicos más famosos y más célebres del siglo XX, y un icono y constante fuente de inspiración y de debate.
Es reconocido como quizá el más grande intérprete de la música para teclado de Johann Sebastian Bach. Aunque tanto su persona como su obra fue siempre controvertida, tanto en vida como después de su muerte, Gould ha desatado polemicas entre sus legiones de admiradores y de críticos.
Era un verdadero genio musical, no sólo un artista talentoso, pero también un intelectual musical. Fue un filósofo cuyas ideas estéticas con respecto a llegar al corazón de la modernidad cultural en las grabaciones de audio.
Goild tuvo una carrera meteórica, llegando a la celebridad en 1955, a la edad de veintitrés años, con su grabación debut en Estados Unidos, de las bellísimas y tan complejas de ser interpretadas Variaciones Goldberg de Bach.
Gould veneraba a Bach, y tenía una comprensión profunda y distintiva de su contrapunto, con su particular toque percusivo. Esa perspectiva tenía una autoridad histórica: el renacimiento de Bach comenzó a mediados del siglo XIX, con Mendelssohn, y, en el momento en que Gould llegó, el juego de Bach llegó a través del filtro del romanticismo.
Gould dio la impresión de limpiar y recuperar a Bach, de eliminar un siglo de barniz que lo distorsionaba y devolver la música a sus raíces intelectuales más rigurosos. Pero ese rigor es también evidente en su actuación, que, a pesar de su claridad iluminadora, es también quizá excesivamente metronómica.