La música es un ente vivo que muta, evoluciona y revoluciona. Con los cambios que sufre, cambian cada uno de sus géneros por muy profundas que tengan sus raíces.
El flamenco, que fue declarado nada más y nada menos que Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2010, es una fusión de voz, música y baile muy representativa del folclore del pueblo andaluz y más en concreto del pueblo gitano.
El origen de este género musical y artístico se fecha en torno al siglo XVIII. Aunque es complicado saber exactamente cómo nació, lo que sí está claro es que surgió de la mezcla de la cultura judía, cristiana, árabe y gitana, ya que hubo un periodo en el que convivieron estos cuatro pueblos tan diferentes.
Se piensa que el primero de los palos flamencos fue la toná, el cual se originó en las zonas de Jerez, Cádiz y Triana. En sus inicios no se tocaba la guitarra ni se bailaba, solo se cantaba.
Precisamente Cádiz fue testigo del nacimiento y la consagración de dos leyendas como las de Paco de Lucía y José Monje Cruz, mundialmente conocido como Camarón de la Isla. Los dos incomparables artistas llevaron su virtuosismo mucho más allá de sus fronteras, pero también fueron los primeros en reinterpretar las reglas del flamenco.
El primero en hacer que este centenario género respirara de otra manera fue Paco de Lucía. Fue pionero en fusionar este género con otros estilos musicales como el jazz, la música clásica y la bossa nova, abriendo el flamenco a una audiencia global y moderna. Lo hizo en 1972 con su álbum El duende flamenco.
En 1979, Camarón hizo temblar los pilares del flamenco con su mítico disco La leyenda del tiempo introduciendo elementos del rock y del pop en un género que sólo era para puristas. Transformó el flamenco tradicional en un género de vanguardia, pero sin perder su esencia.
Considerado como un hito y uno de los mejores discos de la historia, aún hoy en día hay quien se rasga las vestiduras ante este tipo de fusiones.
De otra parte, a la aversión que muchas veces se siente ante las fusiones, los más puristas también se llenan la boca hablando de apropiación cultural cuando algún artista que no es gitano decide dar su propia visión del flamenco.
Aún así, nadie ha podido parar la inevitable evolución de un género que se ha enriquecido más si cabe, con sus nuevas vertientes.
En 1996, Enrique Morente se unió a la banda granadina Lagartija Nick para crear el mítico Omega. En 2018, Rosalía se hizo mundialmente famosa fusionando electrónica y ritmos urbanos con el Mal querer.
Otros intérpretes y músicos como La plazuela, El niño de Elche, Dellafuente o Judeline han demostrado que las nuevas corrientes del flamenco no son una cuestión ni de fusión, ni de apropiación, son simplemente una evolución natural.
La última en alimentarse de esta raíz musical para rejuvenecer un género que más que música es una seña de identidad, de folclore y de cultura, es Lela Soto (Madrid, 1992).
Es una de las voces jóvenes con más proyección del panorama flamenco actual, heredera del legado de La Casa de Los Sordera. Su padre, Vicente Soto “Sordera”, y su madre, Luisa Heredia, bailaora, le han transmitido desde pequeña la esencia y el amor por el flamenco.
Lela es además sobrina de artistas de la talla de José Mercé, José Soto “Sorderita”, Enrique Soto, Ray Heredia o Enrique de Melchor. Además de sus raíces flamencas ortodoxas, Lela Soto impregna en su música un flamenco más vanguardista, y en su voz también se aprecian influencias del jazz, el blues, la salsa o el R&B.
Desde hace unos años, ha sido reclamada por algunos de los artistas españoles más importantes como Navajita Plateá o Diego del Morao para colaborar en sus grabaciones o giras.
En 2017, realiza una gira en California, promovida por la Flamenco Society de Estados Unidos y actúa en el prestigioso World Music Festival de Copenhague (Dinamarca). Además, obtiene el Primer Premio en el Concurso Talento Flamenco 2017 que organiza la Fundación Cristina Heeren.
Antes de su próximo lanzamiento en solitario, ha dado muestras de su duende en el proyecto que comparte junto a Frente Abierto e Israel Fernández y en el que el flamenco se da la mano con los sonidos más experimentales y que forma parte del cartel del Primavera Sound 2025.
Frente Abierto es una sorprendente alineación de músicos andaluces que va desde el guitarrista flamenco Raúl Cantizano hasta el productor ambient David Cordero, pasando por Marcos Serrato y Borja Díaz, miembros de la veterana banda doom-jazz sevillana Orthodox.
Te dejamos con Fue tan bonito de Lela Soto.
Los singles Fue tan bonito y De tanto rezarle al santo adelantan un álbum que saldrá a primeros del año que viene.
Lela Soto: Instagram