Dicen muchos investigadores, físicos y científicos que en otros universos paralelos pueden existir versiones de nosotros mismos que no tengan nada que ver con lo que somos. Hay una persona en la Tierra que tuvo otra versión de él mismo que compartió su mismo espacio y su mismo tiempo.
El mundo está lleno de personas con potenciales y talentos inabarcables que se mueren sin desarrollarlos o viven alejados del foco de la fama por circunstancias personales o por falta de ese necesario golpe de suerte.
Imaginad que pudiérais haber sido una leyenda a la altura de Bob Dylan o haber vendido más discos que Elvis Presley en determinadas partes del mundo sin saberlo. Hoy en día este increíble hecho no sería posible, pero en la década de los años 70, cuando Internet todavía era una utopía, hubo una persona que lo consiguió.
Sixto Díaz Rodríguez, más conocido como Rodríguez (1942 - 8 de agosto de 2023), era un músico y compositor estadounidense de origen mexicano. Sus canciones hablan de los problemas a los que se enfrentan los sectores sociales más pobres y marginados de la sociedad.
En 1970 y 1971, respectivamente, compuso y grabó Cold Fact y Coming From Reality, los dos únicos discos que lo convirtieron en una leyenda en Sudáfrica. A principios de los años 80, más del 80% de los sudáfricanos tenían en sus colecciones de vinilos, los discos de Simon & Garfunkel, los de los Beatles y los de Rodríguez. ¿Cómo ocurrió esto?
A pesar de ser descubierto por los productores y cazatalentos que lanzaron al estrellato a mitos de la talla de Marvin Gaye, Stevie Wonder, Ringo Starr, Miles Davis y Michael Jackson, Sixto actuaba en locales de mala muerte de su Detroit natal y lo hacía de espaldas al público por su extremo pánico escenico.
Mientras, en la otra punta del mapa, una joven norteamericana viajó a Ciudad del Cabo para visitar a su novio y bajo el brazo llevaba consigo el disco Cold Fact. Fascinados por lo que escucharon en él, y sin posibilidad de comprarlo allí en ninguna tienda, comenzaron a hacer copias del álbum y a distribuirlas.
Este capricho del destino se vio favorecido por el apartheid. En una época en la que la represión y la discriminación estaban a la orden del día en la tierra de Nelson Mandela, el cantante de Detroit se convirtió en un referente para muchos y muchas que encumbraron sus canciones y sus letras haciendo que sus dos álbumes fueran disco de platino.
Tal fue el impacto de Rodríguez, que de él corrían leyendas urbanas tales como que se había pegado un tiro en la sien o que se había prendido fuego encima de un escenario.
La increíble historia de Rodríguez fue plasmada en el oscarizado documental de 2012, dirigido por Malik Bendjelloul, Searching for Sugar Man que relata el periplo que llevaron a cabo varios fans del cantautor para encontrarlo en EE.UU. y convencerlo para que diera multitudinarios conciertos en Sudáfrica, allá por 1998.
No obstante, estas circunstancias no cambiaron en absoluto a Sixto Rodríguez. Fiel a sus principios y modo de vida de obrero, donó casi todo el dinero de las giras a familiares y amigos. Ni siquiera quiso aprovechar su inesperado y desconocido éxito para cambiar de casa, de hecho, vive en la misma desde hace 42 años.
A Rodríguez no le importó no triunfar en su momento y tampoco le importó hacerlo después, porque su verdadero talento es tener el amor por la música más puro que ha conocido la historia del rock y del pop y eso es algo que hace que su leyenda sea más grande si cabe.
Os dejamos con la magia de las letras y la voz de Sixto Rodríguez.