Estas 11 virtudes éticas tienen más de 2 mil 300 años, mantienen siempre la misma gran utilidad y vigencia, y resultan hoy una excelente guía para tomar un camino medio: sabiduría que comparten tanto Aristóteles como Buda Gautama.
En el constante brote de literatura superacional y autoayuda surgen gurús que prometen revelar los secretos de la felicidad, el éxito o incluso la iluminación. Muchos de ellos lo único que hacen es recrear, cambiar de nombre o intentar traducir conceptos de otros maestros. Al hacerlo, suelen diluirlos y banalizarlos.
Como es sabido, el agua de un río es más pura entre más cerca está de su fuente. Es por ello que recomendamos, antes de tomar un gurú posmoderno, familiarizarse primero con una tradición milenaria, al menos para poder cotejar las palabras de un aparente innovador.
A continuación compartimos las 11 virtudes que Aristóteles, sin duda una de las mentes más brillantes en la historia de la humanidad, expuso en su Ética como constitutivas de la eudaimonía, que es el término que Aristóteles usa para referirse a una vida buena, feliz y, sobre todo, con significado.
No es la felicidad hedonista; es la felicidad que está en armonía con el entorno, con los otros hombres, con el universo e incluso con lo divino.
Debe notarse que el filósofo recalca que cada una de estas virtudes es un justo medio, es decir, enseña la moderación. Por ejemplo, la templanza es el medio entre el exceso (o la sobreindulgencia) y la deficiencia (o la insensibilidad). Así, una persona no beberá en exceso, pero podrá disfrutar de un vaso de vino cuando la ocasión lo amerita.
Al igual que el Buda, Aristóteles enseñó un camino medio, y estas virtudes pueden compararse con las paramitas o perfecciones que enseña el budismo.
1. Valentía: El punto de equilibrio entre la cobardía y la temeridad.
2. Templanza: El punto medio entre la sobreindulgencia y la insensibilidad.
3. Liberalidad o caridad: El justo de equilibrio entre la tacañería y el exceso de generosidad irresponsable.
4. Magnificencia: Esta es la virtud de vivir con abundancia. Yace en el medio entre el recato y la vulgaridad. El filósofo está en contra de la mortificación ascética, pero no gusta de lo ostentoso.
5. Magnanimidad: Esta es la virtud que regula el orgullo y está en el medio entre la falsa modestia y el delirio de grandeza. Tiene la función de desarrollar también la autoconfianza y el amor propio.
6. Paciencia: Esta es la virtud que controla el temperamento y permite que una persona no sea víctima de excesos emocionales. Sin embargo, debe tenerse cuidado de no caer en la pasividad. Hay momentos que merecen el enojo.
7. Honestidad: Aquí, el justo medio yace entre el vicio de la mentira y el vicio de no tener tacto para saber cuando es mejor no hablar.
8. Ingenio: El punto medio entre la bufonería y el aburrimiento.
9. Amigabilidad: Para Aristóteles, la amistad es parte central del sentido de la vida. No obstante, se debe evitar ser demasiado amistoso, de tal forma que no nos dediquemos a otras cosas importantes.
10. Vergüenza: Aunque hoy la vergüenza está devaluada, de hecho puede ser una importante virtud moral, no en el sentido de que nos avergüence ser quienes somos o hacer lo que queremos hacer, sino en el sentido de que sintamos verdadera pena y arrepentimiento por nuestros errores. El punto medio entre ser miedosos y demasiado osados.
11. Justicia: La virtud de ser equitativos yace en el medio entre el egoísmo y la falta de amor propio.