Por qué solo la prudencia nos puede salvar
Después de meses de pandemia, se hace complicada una gestión adecuada de las emociones negativas. Hablamos principalmente de la ira, la rabia o la desconfianza. La dificultad para tolerar el miedo, la frustración, la inseguridad y la incertidumbre, condicionan la necesidad de buscar responsables, desobedecer las normas y adherirnos a la polarización política. Es más fácil dejarnos llevar por la jauría, que pensar por nosotros mismos, con el riesgo que eso conlleva.