Cuando se recupera un edificio histórico, no sólo se rehabilita su infraestructura, sino también su legado y significado cultural que entraña para los habitantes de la localidad en la que se emplaza.
Edificios eclesiásticos, palacios, teatros, museos, guardan en su memoria la vida y la cultura que precedió a la actual, todos ellos tienen memoria y cuentan una historia. Por ello, las rehabilitaciones no son sólo trabajos que implican obras de ingeniería y construcción, sino que requieren de meticulosas labores artísticas de restauración para marcar la diferencia.
El estudio de arquitectura francés Amelia Tavella Architectes renovó y amplió un convento del siglo XV en la isla de Córcega, agregando una imponente cubierta de cobre perforado. Construido en 1480, el Convento de Saint-Francois, parcialmente en ruinas, está ubicado en una colina situada en lo alto de un pueblo franqueado por un bonito paisaje montañoso.
Antes de la renovación, la estructura se había llenado de vegetación y sus muros de piedra se estaban erosionando y desmoronando. Amelia Tavella Architectes buscó preservar la historia y la esencia del convento agregando una extensión de cobre perforado que colindaba con sus paredes en ruinas.
"Elegí conservar las ruinas y reemplazar la parte rota, la parte fantasma, en trabajos de cobre que se convertirán en la Casa del Territorio. Las ruinas son marcas, vestigios, huellas, también cuentan los cimientos y una verdad, eran faros, puntos cardinales, orientadores de nuestros ejes, nuestras elecciones, nuestros volúmenes", resalta la fundadora del estudio Amelia Tavella.
El edificio se utiliza actualmente como centro cultural de la localidad. Su nueva extensión de cobre alberga una sala de exposiciones en su planta baja, un espacio cultural en la primera y una mediateca y espacios infantiles en la segunda.
El nuevo volumen fue diseñado como una extensión a medida del antiguo edificio , siguiendo la forma del ala de piedra. Grandes aberturas arqueadas en su planta baja se colocaron a lo largo del exterior del volumen de cobre para imitar la simetría del convento.
El estudio explicó que se eligió el cobre para la extensión por sus propiedades transformadoras y de intemperismo que, al igual que las ruinas, contarán una historia a lo largo del tiempo.
"Me gustó la idea de una posible vuelta a la ruina, que el cobre se pudiera deshacer; esta posibilidad es una cortesía, un respeto, al pasado, a la herencia corsa", explican desde el estudio.
Las paredes del volumen de cobre se perforaron con pequeños cuadrados que permiten que la luz se filtre a través de las paredes hacia los pasillos interiores. La luz se refleja en el cobre a través de los pasillos y en las paredes de piedra como una vidriera de una iglesia.