El arte es ese ente abstracto que juega con nuestros sentimientos, nuestras emociones, nuestros pensamientos y, también, nuestras percepciones.
No hay que fiarse de toda la información que filtran nuestras retinas y llega a nuestros cerebro porque hay talentos como el del creativo Gonzalo Borondo que puede hacernos ver donde no hay y no ver donde sí.
El Festival de Street-ART à Boulogne-sur-Mer acoge todos los años la obra de diferentes artistas del arte callejero que llenan la ciudad con sus creaciones y sus intervenciones urbanas. En su 5ª edición, una ilusión óptica ha destacado sobre el resto de trabajos.
La intervención en cuestión imita el portón de hierro y rejas que podría tener un palacio como Versalles y está plasmada sobre la perspectiva ascendente de una escalera que de lejos parece invitarnos a traspasar una entrada ficticia.
El fresco se encuentra en la calle Baudelocque y la puerta metálica con bajorrelieves a los lados que representa, es una alegoría de la vida como explica Abid Amziane, el director del festival de arte callejero.
La obra ha gustado tanto, que ha sido la ganadora a pesar de estar inacabada. La lluvia impidieron a Borondo realizar un trabajo que estaba previsto para ser terminado en siete días y que, sin embargo, se desarrolló solo en cuatro.
Gonzalo Borondo nació en España en 1989. Impulsado por la voluntad de explorar la compleja relación entre el arte y el público, comenzó a pintar en la calle en 2007. Sus obras nacen del diálogo con el contexto al que se enfrenta, del encuentro con memorias de lugares y personas.
"El contexto crea el trabajo, que cambia (con) el espacio".
La experimentación es la base de la investigación artística de Borondo, centrada en ampliar los recursos de pintura a disciplinas, soportes (vidrio, paja, cerámica, superficies de paredes,
madera ...) y múltiples prácticas estéticas. El corazón de su poesía está buscando lo sagrado y la naturaleza sutil de la psique humana.
Sus estudios ahora se centran en la intención de amenizar pintura a través de procesos analógicos innovadores, donde la interacción de sonido, luz y vídeo sintetizados en el vidrio, dan lugar a cuadros que están entre lo visible y lo invisible y que serán el nuevo juego visual con el que nos deleitará Gonzalo Borondo.
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h/t: 20 minutos