Cuando van acercándose las señaladas fechas navideñas a todos nos ivande un poco la nostalgia recordando la Nochebuena o la noche de la Cabalgata de Reyes; esas noches en las que nos íbamos a la cama llenos de ilusión pensando en todos los juguetes que tendríamos junto al árbol por la mañana; ¿tuvisteis una casa de muñecas algún año?
No sabemos muy bien por qué nos producen tanta fascinación los mundos en miniatura, qué parte del cerebro se nos activa cuando vemos un objeto a escala ínfima y más si está lleno de los detalles y el realismo del modelo, a escala real, que mimetiza.
En ese increíble arte de la orfebrería y la artesanía que son las miniaturas, es toda una experta en el detalle y la precisión la artista japonesa Kiyomi.
La miniaturista japonesa imita antigüedades con una impresionante atención al detalle, creando, por ejemplo, frascos de vidrio desgastados y opacos, cubiertos ligeramente empañados, muebles coloniales llenos de docenas de cajones o sillas propias de la corte de Versalles.
La talentosa artesana produce piezas para casas de muñecas con papel, alambre, madera y otros materiales a las que da formas hiper realistas y exquisitas.
Para que el espectador se haga una idea del tamaño que tienen sus creaciones, fotografía los minúsculos objetos en los dedos de su mano, en un palillo de dientes o junto a muebles de tamaño real que nos dan una idea de la escala de las miniaturas.
Así, por ejemplo, coloca una mini silla en el asiento de una silla de proporciones estándar o una cajonera en el escalón de una escalera.
El nivel de detallismo es impresionante, en las texturas de la madera, las telas de los asientos o las etiquetas de los frascos, como impresionante tiene que ser el pulso que debe tener en el proceso de realización.
Ojalá este año, los Reyes nos traigan una casa de muñecas vacía para poder llenarla con el fantástico mundo interior en miniatura de esta artista japonesa.