Hay algo muy mágico, desolador y nostálgico en esas fotografías de lugares abandonados derruidos y dejados a la suerte del tiempo que pasa por sus suelos, sus paredes y sus techos dejando sus señales y sus cicatrices.
Pero hay un extra de belleza, cuando en esas capturas, las fábricas, las casas o las iglesias desamparadas se ven invadidas por el arrollador poder de la naturaleza que se abre paso por grietas, ventanas, esquinas y recovecos de manera furiosa o de manera sigilosamente constante.
Si creemos que, a lo largo del tiempo, estamos dejando nuestra huella con nuestras civilizaciones y nuestras megaconstrucciones, estamos totalmente equivocados.
Si algún día, llega ese momento en el que nos extingamos y desaparezcamos como esa especie empeñada en la autodestrucción que somos, tened claro una cosa, la naturaleza seguirá avanzando y recuperará todos esos terrenos y esos espacios de los que ha sido despojada.
La fuerza de los árboles, las raíces, las plantas y las aguas tienden a volver a ser lo que fueron, a haber allá donde un día hubieron hasta que la mano del hombre se encargó de que así no fuera y así no hubiera.
Miles de edificios e incluso ciudades enteras abandonadas, están perdiendo sus batallas contra un entorno natural que gana sus guerras sin hacer daño, llenando, paradójicamente, todo de vida.
En esta preciosa galería de fotos podréis ver como hay sitios y lugares abandonados y deshauciados que han encontrado abrigo al amparo de una madre tierra que, como el hijo pródigo, siempre regresa a su hogar para recordarnos que este es su sitio, no el nuestro.