Inclasificable e indomable a partes iguales, la artista jamaicana cautiva la lente de la cámara mientras reta al público a replantearse todos sus principios.
Modelo, compositora, cantante, productora, actriz… Grace Jones es completamente inclasificable y, hoy, a sus 76 años, sigue manteniendo su sello de autenticidad huyendo de etiquetas.
Grace Beverly Jones nació en Jamaica, en Spanish Town, en 1948. A los 13 años se mudó a Nueva York, donde comenzó su carrera como modelo con su cuerpo corpulento, esbelto, su metro con 73 centímetros y una actitud ante la cámara hasta entonces nunca vista.
Pero fue en París donde desarrolló al completo su papel como modelo andrógina, cautivando a firmas como Yves Saint Laurent y Kenzo; revistas como Elle y Vogue; y fotógrafos como Helmut Newton, Guy Bourdin, Hans Feurer y el que fue su pareja y padre de su hijo, Jean Paul-Goude.
Jones es un alma que cautivaba a cualquiera que se cruzaba en su camino y no sólo por su fuerte personalidad, sino por su androginia. La artista jugaba con la fluidez de género de una manera tan cómoda, que aún a día de hoy sigue fascinando.
Las claves están en su característico peinado muy corto, geométrico, ropa considerada por entonces “masculina” y un maquillaje lleno de color, exagerado, brillante y que contrastaba con la oscuridad de su piel. De hecho, fue el ilustrador Antonio López quien le enseñó a colorearse y le obligó a que lo hiciera por su cuenta desde entonces.
Para Grace Jones, las personas somos ostras y tenemos dos géneros, ¿por qué elegir entre uno y otro?
Además de su faceta como modelo, Jones continúa su carrera a sus 76 años como cantante, explorando cualquier tipo de música que le apeteciese. En 1977 firmó un contrato discográfico con Island Records, representando la escena de la mítica discoteca Studio 54, que frecuentaba con amigos como Andy Warhol.
Su creatividad también llegó a la gran pantalla, con papeles como actriz en películas de serie B, como Conan el Destructor, junto a Arnold Schwarzenegger y Sarah Douglas.
Estos retratos nos enfrentan cara a cara con Grace Jones, un torrente de energía andrógina que nos cautiva y a la que no podemos dejar de admirar y rendir homenaje.