Meryl Meisler retrató los brillos y las sombras de los clubes nocturnos de Nueva York

Meryl Meisler retrató los brillos y las sombras de los clubes nocturnos de Nueva York

Era una noche de discoteca en la Nueva York de los años 70. El brillo no era todo oro y había suficiente polvo blanco para esquiar decenas de kilómetros de manera figurada dentro de un club cualquiera de Manhattan.

La fotógrafa Meryl Meisler estaba allí para ver y mostrarnos a los bailarines, los apostadores, los oportunistas y a los amantes ejercitando su derecho constitucional a la autoexpresión en una ciudad siempre en movimiento.

Dos mujeres besándose debajo de una mesa.

En clubes del centro de Manhattan como Studio 54, Danceteria, Area y Palladium, mirabas hacia arriba, hacia abajo y a todos lados, saliendo y compartiendo fluidos corporales con extraños en lugares diseñados para parecerse a una sala de estar decente, con sofás, iluminación favorable y cojines.

Una mujer en un club bebiendo.

En ese contexto, las discotecas no solo eran espacios para bailar, sino también refugios para la autoexpresión, la liberación y la experimentación. Personajes como Meryl Meisler, una fotógrafa clave de la época, capturaron la esencia de estos lugares, donde se cruzaban las líneas entre la alta sociedad y los marginados, unidos por la música y el deseo de escapar.

Una pareja besándose.

Las discotecas más icónicas como Studio 54 eran algo más que simples pistas de baile. Eran mundos dentro de un mundo, donde el glamour y la decadencia se mezclaban a la perfección.

El brillo y la purpurina adornaban cuerpos que se movían sin inhibiciones, mientras que la cocaína fluía de manera tan habitual como las bebidas, creando una atmósfera hedonista e intensa.

Personas bailando en un club.

El trabajo de Meisler documenta este espíritu con precisión. Sus fotografías capturan la diversidad de personajes que poblaban estos espacios: desde los bailarines que se dejaban llevar por los ritmos de la música disco hasta los oportunistas que buscaban sacar provecho de la vida nocturna.

Había una especie de democracia dentro de esos muros; no importaba quién fueras en la calle, una vez dentro, el único requisito era estar dispuesto a dejarse llevar por la atmósfera de libertad y excesos.

Personas bailando en un club.

En resumen, los clubes de la Nueva York de los años 70 no eran solo lugares de fiesta; eran microcosmos donde se celebraba la diversidad y se rompían barreras. La cámara de Meisler documentó esta escena con autenticidad, capturando no solo los excesos, sino también la humanidad detrás de los brillos, los polvos y las luces.

Era una época de rebeldía y liberación, en la que los clubes eran el epicentro de una revolución cultural que redefinió lo que significaba ser libre en una ciudad siempre en movimiento.

Una pareja besándose.
Fotografía de Meryl Meisler.
Fotografía de Meryl Meisler.
Fotografía de Meryl Meisler.
Fotografía de Meryl Meisler.
Fotografía de Meryl Meisler.
Una pareja besándose
Una pareja bailando.
Fotografía de Meryl Meisler.
Una pareja bailando en un club.
Varias personas bailando en un club.
Una mujer con la frase The end  bordada en las bragas.
Les Mouches, NY, NY April 1978

Meryl Meisler Web | Instagram

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