Terri Capucci encontró un tesoro desechado en el lugar más insospechado y logró salvar recuerdos en imágenes que nos muestran cómo vivían nuestros antepasados en los siglos XIX y XX.
Hacer una fotografía en pleno siglo XXI es tan sencillo como sacar el teléfono móvil, abrir la cámara, apuntar y darle clic al botón, pero no siempre ha sido así de fácil.
En la segunda mitad del siglo XIX, antes de que el carrete fuera inventado, hacer una fotografía era una tarea que requería de gran habilidad y, sobre todo, de tener acceso a un equipo fotográfico de alto coste. Las cámaras por aquel entonces de medio y gran formato usaban placas fotográficas con los que se solían capturar retratos en blanco y negro y paisajes en gran detalle.
En 2019, el fotógrafo y preservacionista Terri Capucci encontró en Massachusetts un tesoro en el lugar más insospechado: la basura. Tirados como si fueran desechos, Capucci recolectó una colección de 4.000 placas fotográficas de fotografías tomadas entre las décadas de 1860 y 1930.
Gracias al compromiso de Capucci por preservar material fotográfico del pasado y su experiencia con las placas fotográficas, este particular tesoro pudo ser recatado y hoy vemos el resultado de lo que en su momento fue una revolución.
Para lograrlo, en las propias palabras del fotógrafo, limpiaba cada placa de manera individual, sin tocar la capa de emulsión para dañar la imagen. Después, digitalizó cada placa con un escáner proporcionado por el archivo nacional de Estados Unidos para, por último, introducir cada una en un sobre libre de ácido para conservarlos.
Las fotografías fueron adquiridas por la Universidad de Massachusetts y añadidos a su archivo, subrayando el valor que estas imágenes tienen para el conocimiento popular y, cómo no, para el mundo de la cultura.
Gracias a Capucci, podemos mirar cara a cara al pasado de identidades anónimas que estuvieron a punto de terminar siendo desechadas por puro desconocimiento.