Toda pasión, logro o decepción que se haga hoy es una derivación de lo que ya es invisible, pero en su momento fue concreto y palpable. Tomemos como ejemplos la decepción amorosa o el rechazo a la coexistencia. Dos rostros nublados de algo que, de hecho, ya no comparte el mismo espacio ni en el mismo tiempo.
Elliana Esquivel es una ilustradora de 19 años que vive en Carolina del Norte. Lleva dibujando desde que estaba en pañales y sus obras consisten en crípticos dibujos a tinta que resumen alguna observación o noción sobre la vida.
“Me inspiran todo tipo de cosas,” explica Esquivel. “Todo. Los patrones de arquitectura, vivir, la forma en que se rompen algunas cosas, cómo cambian los colores bajo las sombras o rayos de luz. También la gente, sus gestos, su forma de hablar y sus influencias a través del arte y el discurso. Las palabras también. Siempre me fascinan las palabras, cómo pueden recoger las sensaciones extrañas de la vida y crear esas distinciones. No sé, hay algo muy significativo en ello.”
Su trabajo se estructura a partir de trazos y ensayos dibujísticos que se desenvuelven a través de la conexión entre su corazón, cabeza y bolígrafo. Sus diseños son la ventana de un antes y un después que a veces se abre para dejar entrar, pero sobre todo para dejar salir. La ilustración de esta chica californiana que vive, recuerda y sueña en Carolina del Norte es un archivo de encuentros transitados y consecuencias ya anticipadas.
Elliana Esquivel: Instagram
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