Con ‘Frozen Flowers’, el artista floral nos muestra cómo su composición varía en función de las condiciones climatológicas, jugando con los conceptos de belleza, transición y eternidad.
Cuando llegó a Tokio con 21 años, Makoto encontró trabajo en el mercado de las flores y productos agrícolas más grande de todo Japón, el Ota Market. Desde entonces, su vida quedó marcada por las flores y, a día de hoy, es uno de los artistas florales más reconocidos a nivel mundial.
La obra de este artista japonés genera un diálogo entre los conceptos de belleza, transición y eternidad que juega con un ente vivo, la vegetación, para colocarla en lugares completamente estériles o fuera de su entorno natural. Sus obras son imperfectas, pero quizás por ello todavía más bellas.
Pionero en la disciplina conocida como "escultura botánica", Makoto fundó el estudio de flores y plantas Azuma Makoto Kaju Kenkyusho (AMKK), en el que juega con el arte, la ciencia, la moda, el diseño y, cómo no, las flores. Su trabajo ha llamado la atención de grandes firmas y ha trabajado para clientes como Hermès, Fendi, Dior, Swarovski y Bvlgari, entre otros.
"Creo que el arte de las flores significa capturar su belleza momentánea. El ciclo de la vida de las flores es mucho más corto que el de los eres humanos [...] por lo tanto, cada momento está más condensado desde que brotan, florecen y decaen, y hace que su belleza de destaque aún más".
Azuma Makoto.
En 2018 presentó Frozen Flowers, una serie que comenzó preparando en el lago helado de la japonesa Península Notsuke y que va creciendo conforme pasa el tiempo. La primera escultura que creó fue en 2019 y ha regresado al lugar desde entonces hasta en tres ocasiones para sumar nuevas obras a la serie.
Esta forma de crear dilatada en el tiempo y en plena naturaleza es lo que más le llama la atención a Makoto, ya que las variaciones condiciones climatológicas como la temperatura, el viento o la nieve pueden transformar el resultado final de su obra.
En Frozen Flowers, las flores congeladas se presentan como si se tratasen de un ramo permanente, en un intento de mantener para siempre la vida de la vegetación. De diversos colores y distribuidas en vertical, las obras de Makoto parecen intentar imitar la forma de un árbol que, al intentar expandirse, se encuentra con la respuesta de las bajas temperaturas y su frío helador.
Colocadas en mitad de la nada más pura, más blanca y más heladora, la nieve, Frozen Flowers son una explosión de color en la vasta naturaleza.
Para conseguir este resultado, el artista y su equipo trabajaron durante la noche, a la espera de que las temperaturas alcanzasen su pico más bajo para que el hielo se formara rápidamente y tener lista la obra al amanecer antes de que el sol la derritiese.
La magia de la obra de Makoto reside precisamente en su imperfección, en su mutabilidad y en cómo es la propia naturaleza la que transforma el resultado para que nunca sea el mismo.