Conocido por el público por sus monumentales instalaciones, el artista japonés Motoi Yamamoto ha hecho de la sal su elemento distintivo.
Ya sean en intrincados laberintos trazados sobre el suelo, o en grandes esculturas, todas las obras del autor nacido en Hiroshima encuentran en la sal su mínimo común denominador.
En la cultura nipona la sal se utiliza durante los ritos funerarios, como símbolo de purificación y recuerdo. Yamamoto decide adoptar la sal como elemento principal e hilo conductor de su obra cuando su hermana fallece a causa de un cáncer.
Esa trágica experiencia no sólo marca al artista a nivel personal, sino que también determina su estilo artístico.
“Al sentarme en el suelo y pasar largas horas dibujando, tal vez estoy tratando de conservar los recuerdos que se desvanecen con el tiempo. Creo obras para luchar contra el instinto de autodefensa del olvido, en busca de una forma convincente de aceptación para aceptar la separación de los caminos”.
Su último diseño expositivo recibe el nombre de ‘Sakura Shibefuru - Falling cherry petals’ haciendo alusión al término haiku que describe el final de la primavera.
Sobre un fondo rojo oscuro se extiende este monumental patrón salino compuesto por cerca de 100.000 pétalos de flor de cerezo hechos de sal.
El artista japonés desarrolló los pétalos de sal uno a uno, en los que invirtió 55 horas y unos nueve días de trabajo.
Junto con las obras de instalación sobre el tema de las flores de cerezo, la muestra también incluye las primeras obras bidimensionales del artista creadas en 1995.
A través de su meticuloso trabajo, Yamamoto nos invita a contemplar la belleza de las flores en plena floración, pero también nos hace reflexionar sobre el significado de los pétalos que represetan el círculo completo de la vida y la muerte.
Motoi Yamamoto: Web