Poeta de la luz, Joaquín Sorolla supo entablar una buena amistad con el astro rey para hacer de su obra un veraz reflejo de su vida.
Clotilde García del Castillo fue su luz en la tierra. Su gran amor, de la que no se separó en vida porque aunque la dimensión espacio-temporal se interpusiera entre sus cuerpos físicos, su romance se hacía fuerte a través de cartas, las que de manera diaria le mandaba el pintor valenciano a su compañera de camino cuando no podían estar juntos.
Ese amor se respira en cada metro cuadrado de esta casa, de su casa. La casa museo que permanece discreta, elegante y bella en pleno barrio de Chamberí.
Y es que Clotilde tenía un sueño y un legado que dejar al resto de los mortales y dejó en su testamente una misión:
“La conservación y exposición al público de las obras auténticas ejecutadas por D. Joaquín Sorolla y cuantos cuadros, objetos artísticos, muebles, etc., existan en la casa 37 del Paseo del General Martínez Campos y de cuantas obras se adquieran en el futuro con destino a dicho museo”.
"El Museo Sorolla aspira a promover al máximo el conocimiento y disfrute del legado de Joaquín Sorolla por todo tipo de públicos, en el convencimiento de que este legado, y en particular las obras de Joaquín Sorolla, puede ofrecerles una experiencia emocional y estética positiva y enriquecedora, estimular sus sentidos, avivar en ellos la conciencia del sentido de la vista como instrumento de conocimiento y animarlos a utilizar sus propias capacidades creativas."
Y podemos confirmar que esta misión se está cumpliendo. Pasear por cada estancia de la casa es como hacer un viaje por el tiempo, a los días de una Belle Epoque que pasaba los veranos en busca del sol, el de Valencia, tan protagonista en la obra de Joaquín y que se refleja en cada empaste, en cada obra a pie de Mediterráneo. O en busca de la playa de Zarautz y Biarritz, donde tan felices fueron junto a sus hijos.
Pinceles, cerámicas, mobiliario original, su amor por Velázquez pero sobre todo el amor que Sorolla sentía por su familia, es lo que podemos respirar en esta casa museo. Su último cuadro. Su obra favorita, o la que le consagró como artista universal en el París del arte. Sus piezas más costumbristas, las más íntimas...Todas conversan entre ellas para acercarnos al imaginario y al universo del genial artista.
Entrar en su casa, en la intimidad de su familia y en lo más prondundo de su historia de amor, es una de las cosas más hermosas que podemos hacer en Madrid.
Gracias al Museo Casa Sorolla y a Lomography