Durante unos gloriosos años, un Hollywood que fue calificado como dorado, estuvo habitado por hermosas y talentosas criaturas que nos hacen pensar una y otra vez, en que "ya no hay actrices como las de antes".
La recurrente frase no significa que actualmente no haya intérpretes de carisma y dotes interpretativas prodigiosas. Ahí están Emma Stone, Natalie Portman, Julianne Moore o Meryl Streep como ejemplos de ello, pero sí pensamos en que hay algo de cierto en que las actrices de los años 50, 60 y principios de los 70 tenían un halo inexplicable que rarísima vez hace acto de presencia en nuestros días.
El glamour, la magia y la elegancia que se derrochaba en las alfombras rojas, los estrenos, las fotografías y las fiestas de la meca del cine en aquellas décadas prodigiosas, es algo irrepetible que además llegaba a su máximo esplendor en las grandes pantallas a las que el público se asomaba para soñar con los grandes clásicos.
Si pensamos en grandes iconos femeninos del séptimo arte, muchas personas hablarían de Marilyn, de Audrey, de Rita o de Grace y eso es lo que reafirma esta teoría popular. También es cierto que a ellas les acompañó, de alguna manera, el calificativo de pioneras.
Muchas de ellas fueron las primeras mujeres fuertes y desafiantes. Las primeras que se mostraban libres, que se divorciaban y se casaban varias veces; las primeras sex symbols, las primeras influencers o las primeras feministas. Muchas de ellas usaron su fama para alzar la voz y reivindicar su intelecto sobre su imagen o para luchar contra las brechas salariales. Sin más te dejamos con algunas de ellas.
Marilyn Monroe (Los Ángeles, 1926-1962)
La rubia más sexy e icónica de la historia del cine, además era una de las mujeres más inteligentes. Con grandes dotes para la comedia, talento que la convirtió en una de las musas de Billy Wilder, la Monroe protagonizó un buen puñado de obras maestras como Con faldas y a lo loco, Los caballeros las prefieren rubias o La tentación vive arriba.
A pesar de su éxito profesional, la vida personal de Marilyn estuvo marcada por la inestabilidad. Luchó con problemas de salud mental, adicciones y relaciones tumultuosas. Se casó tres veces, incluyendo un breve matrimonio con el famoso jugador de béisbol Joe DiMaggio y otro con el dramaturgo Arthur Miller. Su extraña muerte sigue haciendo correr ríos de tinta, pero forjó un mito imperdurable.
Audrey Hepburn (Bruselas, 1929-1993)
La delicada belleza y su elegante carisma, convirtieron a Audrey en la protagonista inolvidable de cintas como My Fair Lady y Desayuno con diamantes. Ganó un Premio Oscar por Vacaciones en Roma. Comenzó su carrera como modelo en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, y luego se trasladó a Hollywood, donde rápidamente consiguió fama por méritos propios.
Además de su carrera cinematográfica, la actriz fue una destacada humanitaria. Después de retirarse del cine, dedicó gran parte de su tiempo a trabajar con UNICEF, viajando por el mundo para ayudar a niños en situaciones de crisis. Su compromiso con la causa humanitaria le valió varios reconocimientos, y en 1992 recibió el Premio Humanitario Jean Hersholt de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Ava Gardner (Carolina del Norte, 1922-1990)
Su felina cara y su poderoso gesto hicieron que también se la conociera como "el animal más hermoso del mundo". También comenzó su carrera como modelo hasta que apareció en una serie de películas aclamadas, incluyendo The Killers y Mogambo, por la cual recibió una nominación al Oscar.
Estuvo casada con el famoso actor Mickey Rooney y más tarde con el cantante Frank Sinatra, con quien tuvo una relación intensa y apasionada. Su vida personal estuvo marcada por varios romances con otras celebridades, lo que contribuyó a su imagen de femme fatale y a su leyenda.
Rita Hayworth (Brooklyn, 1918-1987)
Sus dotes de actriz y bailarina la hicieron ser la protagonista de unas de las escenas más famosas y polémicas de la época: la de los guantes de la cinta Gilda. Su emblemática danza al ritmo de Put the Blame on Mame marcaron un antes y un después en su carrera.
A lo largo de su carrera, Hayworth protagonizó numerosas películas exitosas, como Cover Girl, The Lady from Shanghai y The Loves of Carmen. Su estilo y carisma en pantalla la hicieron muy popular no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo.
Shirley McLaine (Richmond, 1934)
Una de las más prolíficas de la lista, también fue musa de Billy Wilder por su versatilidad y la facilidad con la que se movía entre el drama y la comedia. La inolvidable protagonistas de El apartamento e Irma, la dulce, tras cuatro nominaciones fallidas al Oscar, consiguió la estatuilla en 1984 por su madre coraje en La fuerza del cariño.
Además de su carrera como actriz, MacLaine ha escrito varios libros en los que explora temas como la espiritualidad, la reencarnación y la autoayuda. Su interés por la espiritualidad ha sido una parte importante de su vida, y ha hablado abiertamente sobre sus creencias en la reencarnación y las experiencias místicas.
Grace Kelly (Filadelfia, 1929-1982)
Su carrera como actriz quedó ensombrecida por su rango de Princesa de Mónaco y por el fatal accidente de tráfico que acabó con su vida a principios de los años 80.
Aparte del noble rol que jugó por caprichos del destino, Grace se hizo un hueco entre las grandes estrellas de la Edad de Oro de Hollywood de la mano de Alfred Hitchcock. Su carrera en el cine despegó con películas icónicas como High Noon, Dial M for Murder y Rear Window. Sin embargo, Kelly ganó un Oscar a la Mejor Actriz por su papel en The Country Girl dirigida por George Seaton.
Bette Davis (Massachusetts, 1908-1989)
Poseedora de una de las miradas más enigmáticas y decadentes del cine, Bette Davis tuvo un enorme éxito gracias a esa arrolladora personalidad que desplegaba delante y detrás de las cámaras. Davis comenzó su carrera en el teatro antes de hacer la transición al cine en la década de 1930. Su estilo de actuación era intenso y emocional, lo que le permitió destacar en una variedad de géneros.
Fue una de las primeras actrices en desafiar las normas de la industria cinematográfica, luchando por roles más complejos y significativos, lo que le valió un lugar como pionera en la representación femenina en el cine. A lo largo de su carrera, Bette Davis recibió 10 nominaciones a los Oscar, ganándolo en dos ocasiones: por Dangerous y Jezebel. Algunas de sus películas más notables son All About Eve y What Ever Happened to Baby Jane?
Katharine Hepburn (Connecticut, 1907-2003)
Nominada doce veces a los Oscar y resultando cuatro de ellas vencedora por Morning Glory, Adivina quien viene a cenar esta noche, El león en invierno y En el estanque dorado, Katharine ostenta el récord de ser la actriz más veces galardonada y es considera por la crítica, la mejor actriz de todos los tiempos.
Hepburn fue conocida por su actitud desafiante hacia las convenciones de Hollywood y su rechazo a los roles de mujer sumisa que a menudo se ofrecían a las actrices de su época. En lugar de eso, optó por interpretar personajes fuertes y complejos. Su vida personal también fue objeto de atención mediática, y tuvo varias relaciones notables, incluyendo una con el actor Spencer Tracy, que en los mentideros de la época, se consideró una tapadera para ocultar la homosexualidad de ambos.
Joan Crawford (Texas, 1904-1977)
Su dilatadísima carrera abarcó desde el cine mudo hasta el cine sonoro, fue una de las actrices que vivió esa transición. Sus papeles más recordados fueron los de Mildred Pierce, por el cual ganó un Premio de la Academia a la Mejor Actriz y junto a Bette Davis en What Ever Happened to Baby Jane?
A lo largo de su carrera, Crawford también fue conocida por su fuerte personalidad y su enfoque decidido para manejar su carrera, lo que a menudo la llevó a tener relaciones tensas con otros actores, actrices y directores. En su vida personal, su hija adoptiva, Christina Crawford, escribió un libro titulado Mommie Dearest en 1978, que detallaba su complicada relación y revelaba aspectos oscuros de su crianza, lo que generó controversia y revuelo en los medios.
Vivien Leigh (India 1913-1967)
A pesar de que todo el mundo piensa en su Scarlett O´Hara de Lo que el viento se llevó, papel por el que ganó un Oscar, Vivien demostró no ser flor de un día cuando volvió a ganar la estatuilla por el drama Un tranvía llamado deseo. Su belleza agresiva y su descomunal don interpretativo también la llevaron a destacar en la escena teatral con obras de Tennessee Williams y William Shakespeare.
A lo largo de su vida, Leigh también luchó con serios problemas de salud, que incluyeron episodios de tuberculosis y trastorno bipolar y que afectaron tanto su carrera como su vida personal.
Ingrid Bergman (Estocolmo, 1915-1982)
Protagonista junto a Humphrey Bogart, de uno de los finales más épicos de la historia del cine, el de Casablanca, Ingrid demostró que era una actriz capaz de afrontar cualquier reto interpretativo y se metió en la piel de personajes complejos como a los que dio vida en cintas como El séptimo sello y La fuente de la doncella de Ingmar Bergman, director con el que no tenía parentesco alguno.
Su aparente vulnerabilidad y fragilidad, escondían detrás a una mujer decidida que ganó en tres ocasiones el Oscar. Su vida personal también fue objeto de atención mediática, incluyendo su matrimonio con el director italiano Roberto Rossellini, con quien tuvo tres hijos.
Marlene Dietrich (Berlín, 1901-1992)
En un momento en el que la androginia todavía era algo que provocaba rechazo, la Dietrich la llevó por bandera haciendo que todo el mundo cayera rendido ante su poderoso magnetismo y su profunda voz. Dietrich desafiaó los roles de género tradicionales de la época. Era conocida por su uso de trajes masculinos, lo que la convirtió en un ícono de la moda y la liberación femenina.
Como actriz, su carrera despegó en la década de 1920, pero alcanzó la fama internacional gracias a su papel en la película El ángel azul, dirigida por Josef von Sternberg. En esta película, interpretó a Lola-Lola, una cantante de cabaret que seduce a un profesor. Esta actuación le abrió las puertas de Hollywood, donde trabajó en una serie de exitosas películas, como Morocco, Shanghai Express, y Destry Rides Again. Nunca ganó un Oscar, quizás era demasiado transgresora para la Academia.
Elizabeth Taylor (Londres 1932-2011)
Sería injusto recordar a Elizabeth solo por su mirada violeta única o por sus ocho matrimonios. Elizabeth, además de ser una actriz memorable, fue una activista valiente pionera en abogar por causas sociales como la investigación y el apoyo a las personas afectadas por el SIDA.
Taylor comenzó su carrera como actriz infantil en películas de la década de 1940, pero alcanzó la fama mundial en los años 50 y 60 con una serie de papeles icónicos en películas como National Velvet, La gata sobre el tejado de zinc, Un lugar en el sol, la mega producción Cleopatra y ¿Quién teme a Virginia Woolf?, por la que recibió un Premio de la Academia a la Mejor Actriz.
Greta Garbo (Estocolmo, 1905-1990)
Como Joan Crawford, también fue una de las actrices que vivió la transición del cine mudo al sonoro. Su peculiar rostro y su facilidad para el drama a llevaron a estar nominada en cuatro ocasiones al Oscar. No lo ganó hasta que en 1955 se le otorgó el Honorífico a toda una trayectoria.
Muy celosa de su intimidad, se retiró del cine a una edad relativamente temprana, con solo 35 años, después de rodar La historia de tres ciudades. En el recuerdo, nos dejó sus trabajos en La mujer de las dos caras, Anna Karenina , Ninotchka y Camille. Con su actuación en Ninotchka, una comedia dirigida por Ernst Lubitsch, mostró que también tenía una gran capacidad para la comedia.
Lauren Bacall (Nueva York, 1924-2014)
El rostro más bello del cine negro tuvo un éxito rotundo por la química que tuvo con Bogart en Tener o no tener; química que traspasó la pantalla y los convirtió en una de las parejas más icónicas del momento. Bacall comenzó su carrera en el mundo del entretenimiento como modelo, pero su gran oportunidad llegó cuando fue descubierta por el productor de Hollywood Howard Hawks.
Bogar y Bacall tuvieron una relación muy influyente, tanto en su vida personal como en su carrera profesional. Tras la muerte de Bogart en 1957, Bacall continuó su carrera en el cine y el teatro, obteniendo reconocimiento por su trabajo en producciones en Broadway y en películas como Dogville y The Mirror Has Two Faces, por la que recibió una nominación al Oscar. Cuatro años antes de su muerte, recibió el Oscar Honorífico por una dilatada carrera llena de éxitos.