Esta película tiene un origen muy humilde: se gestó cuando un grupo de amigos de 19 años, con todo lo que pudieron reunir, y mientras estudiaban, decidió rodar lo que les apasionaba.
Inspirados por el cine quinqui de Saura, con referencias como Los Golfos, terminaron Sueños y Pan a los 23 años. La película refleja la deriva adolescente y la desesperanza juvenil, y aborda de manera directa la masculinidad frágil. Ambos protagonistas, dos hombres jóvenes, enfrentan sus sentimientos y sus maneras de encarar la vida y el mundo.
Cuando la vida pesa y el contexto social ahoga, surgen historias como estas y surge la posibilidad de concebir el cine desde otro punto de vista: más realista, desgarrador, pero a su vez, esperanzador. Ver Sueños y Pan da el espacio para querer pensar en historias, en cómo contarlas y sobre todo, hacerlo. Como objetivo último.
Los protagonistas, Javi y Dani, roban un cuadro y conforme intentan idear un plan para venderlo y hacerse ricos se encuentran con distintos impedimentos y problemas.
Las aspiraciones personales ("sueños") y las necesidades básicas de la vida ("pan") entran en una lucha dual para Javi y Dani. Sueños y Pan refleja esa sensación de pérdida de control que sienten muchos jóvenes adultos, donde sus esperanzas y aspiraciones se ven continuamente frustradas por una realidad.
Esta ópera prima, sigue abriéndose camino, ahora afrontando la campaña para los Goya, tras haber ganado el premio a Mejor Dirección Novel en el Festival Nuevo Cine Andaluz 2024.
Esta es una película que deberían ver todos los que quieren hacer cine. La canción que suena en el último plano justo antes de que corran los créditos es esta y toda la historia queda encapsulada en 92 minutos: