"Vivo para mí mismo y no respondo ante nadie" . Un cáncer de pulmón se lo llevó a los 50 años, muy pronto para alguien tan grande y carsimático como él.
Un 24 de marzo nacía Steve McQueen, actor estadounidense, hipnótico como pocos, y amante de la adrenalina. Su otra aficción eras las motocicletas y coches, hacía él mismo las secuencias peligrosas en sus películas.
Rebelde en su juventud —nunca conoció a su padre, que le abandonó, hecho que marcaría toda su vida— se alistó en los Marines, y más tarde ingresó en el famoso Actor's Studio.
Empezó en la televisión y con muy pequeños papeles en el cine —intervino en 29 películas—, como en Marcado por el odio (Somebody Up There Likes Me, Robert Wise, 1954).
Recibió una nominación al Oscar por El Yang-Tsé en llamas (The Sand Pebbles, Robert Wise, 1966). Trabajando con Sam Peckinpah conoció a uno de los amores de su vida, la también actriz Ali McGraw.
Lo reconocemos, sentimos debilidad por Steve, porque llevaba las Harrington y las Persol como nadie, por su sonrisa de pícaro, por sus grandes películas y por su pasión por la vida.