Una adolescente se debate entre el pecado y satisfacer sus necesidades naturales en este corto dirigido por Karen Maine.
El corto nos ayuda a reflexionar sobre el papel de las nuevas tecnologías y sobre los modelos educativos con los que educamos a nuestros hijos.
Hubo un momento en el que la tecnología que hoy ocupa nuestros días era un completo dinosaurio que comenzaba a entrar en nuestras vidas.
Poco a poco, aquellos ordenadores tan básicos de finales de los 90 (Windows 98 mediante), iban abriendo la puerta a un mundo desconocido. Aplicaciones como ICQ, que aún existen (pero nadie las usa), eran un completo éxito que abría puertas antes desconocidas: podías hablar con quien quisieses, sin miedo a decir algo inapropiado y con personas con los mismos intereses.
Era una época en la que aún pervivían muchos tabúes. Y es que a pesar de que la revolución sexual de los 60 aún hacía eco, la sociedad que se encontraba en pleno ciclo conservador aún veía la masturbación como pecado. Una teoría que aumentaba si eras alumno de uno de aquellos colegios religiosos que, al igual que ICQ, siguen existiendo (aunque con mucho más éxito).
Con el fin de retratar todo aquello, prácticamente dos décadas después, la directora y guionista Karen Maine ha lanzado un cortometraje llamado Yes, God, Yes ha sido un rotundo éxito.
La historia relata la vida de Alice (encarnada por Natalia Dyer - Stranger Things'), una adolescente católica que, como es normal en su edad, comienza a vivir el despertar sexual. Su educación juega contra sus hormonas y su ordenador, mediante el que comienza a mantener sesiones de chat subidas de tono que vive con una mezcla extraña de arrepentimiento y deseo que está confundiéndola completamente.
Una cinta que permite reflexionar sobre el papel de las nuevas tecnologías, sobre los valores y sobre el modelo de educación que brindamos a nuestros hijos. Una creación, sobre todo, para que el público reflexiones.
Por Adrián Parrondo
Gracias a Los Replicantes