Todos tenemos entre nuestros conocidos y amigos, al típico padre o la típica madre brasas que está todo el día subiendo fotos o vídeos de sus hijos a las redes.
Nuestra generación está experimentando la paternidad en pleno apogeo de los social media; lo que antes era un padre o una madre orgullosos que enseñaban la fotografía que llevaban de su retoño en la cartera, ha pasado a convertirse en un moda virtual en la que conocemos el día a día de algunos niños, mejor que el nuestro.
Niños en stories, niños protagonistas de memes, vídeos de niños, niños en nuestros feeds de Instagram o Facebook; toda una nueva generación está creciendo ante nuestros ojos y, conflictos morales a parte, dispuestos a aguantar la chapa, se agradecería que, por lo menos, nos entretuvieran.
Por eso, se agradecen proyectos como el del diseñador Benson Chou y su esposa Michelle que, en un año, produjeron 52 "carteles de película" protagonizados por su hijo Zoltan, también conocido como Bonbon.
Las imaginativas capturas muestran al niño en una variedad de escenas compuestas con mucha creatividad en las que Bonbon juega a ser Superman o aparece "montando" en monopatín.
Chou recuerda que todo empezó con el mono de Buzz Llightyear que unos amigos le regalaron al bebé; quisieron hacerle al pequeño una foto con el atuendo puesto, en señal de agradecimiento, y el resto es historia. De repente, el termómetro se convirtió en un cometa, las sábanas en planetas, y los botecitos de crema en estrellas.
Benson y Michelle crean estás fantásticas composiciones, con todo lo que tienen a mano y su imaginación, desde que se comprometieron a tomar una foto de su hijo cada fin de semana hasta que cumpliera un año.
Se prometieron a sí mismos, que el esfuerzo que conllevaba el proyecto, no debería agregar estrés a sus vidas; Chou declara, "Debería ser divertido y descabellado hasta el día del rodaje, así que solíamos tratar de encontrar un tema el día de la sesión o el día anterior y es por eso que hay muchos carteles extraídos de cosas que pasaron recientemente".
Estos creativos padres confiesan que las sesiones duraban entre 30 y 60 minutos y, podéis ver los resultados en un libro encuadernado en el que Chou y Michelle han compilado todas las fotografías.
Si algún día, sois padres o madres brasas, no os juzgaremos por ello, pero eso sí, currároslo un poco.
h/t: My Modern Met