El calentamiento global, la falta de sostenibilidad, el abuso de químicos y pesticidas en los alimentos y miles de actos irresponsables que llevamos a cabo contra el planeta, son, en consecuencia, actos que estamos llevando a cabo contra nosotros mismos.
¿Cómo podemos seguir siendo tan estúpidos? ¿Cómo podemos seguir mirando a otro lado? Llevamos años recibiendo, a través de hechos, señales de que nos estamos cargando el planeta y de que es algo que se produce de manera paralela a nuestra propia destrucción.
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El último aviso nos lo han dado las abejas, vitales contribuyentes a la reproducción de varias plantas, ya que son una de las especies de polinizadores más integrales de la naturaleza.
Pues bien, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), las abejas, encargadas de polinizar el 75% de los cultivos mundiales, están muriendo rápidamente; en un período de 3 meses, Brasil ha perdido más de 500 millones de abejas, dejando en duda el futuro de nuestra cadena alimenticia.
Abejas muertas por estados; 400 millones en Rio Grande do Sul, 7 millones en São Paulo, 50 millones en Santa Catarina y 45 millones en Mato Grosso do Sul. Imagen de scrural.sc.gov.br
Se informa de que los apicultores han encontrado estos 500 millones de abejas muertas en cuatro estados brasileños y en un periodo en el que se han recopilado datos desde diciembre de 2018 hasta febrero de 2019.
El vicepresidente de la asociación de apicultura de Rio Grande do Sul de Brasil, Aldo Machado, declara que en 48 horas murieron miles de abejas melíferas en su colonia y que, ésto ocurrió, cuando las abejas sanas comenzaron a limpiar a las abejas moribundas de las colmenas y se contaminaron unas a otras.
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"[...] la muerte de todas estas abejas es una señal de que estamos siendo envenenados [...]"
Imagen de skeeze
Los investigadores culpan de esta devastadora situación al alto aumento del uso de pesticidas; desde enero, Brasil ha aprobado casi 300 nuevos pesticidas para su uso en cultivos; pesticidas como el fipronil que la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU clasifica como un posible carcinógeno humano.
Alberto Bastos, presidente de la Asociación de Apicultores del Distrito Federal de Brasil, asegura que la muerte de todas estas abejas es una señal de que estamos siendo envenenados, pero nosotros podemos seguir mirándonos el ombligo y muriendo lentamente.
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