El tiempo es una percepción y, muchas veces, nos gustaría que los días se alargasen o durasen menos. El 29 de junio de 2022 podemos decir que vivimos el día más corto jamás registrado.
Menos de 24 horas, eso es lo que duró el pasado 29 de junio de 2022, el día más corto de la Tierra desde la década de 1960, cuando comenzamos a tener registros.
Vivir acelerados es una consecuencia del modelo de vida actual y parece que este sprint se lo hemos "contagiado" a nuestro planeta. El 29 de junio, la Tierra tardó 1,50 milisegundos menos en girar sobre sí misma, es decir, recortó las 24 horas que tarda en completar su habitual giro.
Podemos conocer cuánto tarda la Tierra en moverse gracias a los relojes atómicos, con los que también sabemos que su rotación se ralentiza con 27 segundos intercalares para mantener la hora atómica desde la década de 1970.
Así pasó por ejemplo en la Nochevieja de 2016, cuando todos los relojes se detuvieron un segundo para compensar el desajuste. Ahora, tras registrar el día más corto de la historia, podríamos tener que acelerar los relojes globales y celebrar un segundo bisiesto para mantener el orden.
El pasado 29 de junio es el resultado de un hecho que los relojes atómicos llevan registrando desde hace décadas: la rotación terrestre se acelera poco a poco. Paradójicamente, en 2020, tuvimos los 28 días más cortos desde 1960.
Duren más o menos, los días y la propia vida hay que aprovecharlos siendo conscientes de que nuestro tiempo en la Tierra tiene un fin ineludible.