Los perros desempeñaron un papel crucial en la antigua mitología griega. Desde Cerbero custiodiando las puertas de Hades, pasando por la diosa Artemisa, que usaba perros en su caza.
Según la investigadora de la Universidad de Stanford Adrienne Mayor, el proceso de escoger mascota en la Antigua Grecia podría haber sido un poco diferente a como suele ser habitualmente.
Los antiguos griegos preferían un carácter aventurero y amigable al buscar mascota, pero la prueba para seleccionar la mejor raza parece hoy bastante despiadada.
"Deja que la madre elija por ti", aconsejaba Nemesiano, un experto romano en perros de caza. "Llévate a sus cachorros, rodéalos con un hilo empapado en aceite y prende fuego. La madre saltará el círculo de llamas y rescatará a cada cachorro, uno a uno, por orden de mérito".
Según Adrienne Mayor, a los perros normalmente se les daban nombres cortos que evocaban ideas de cosas como "poder", "velocidad" o "belleza".
Algunos de los nombres más comunes, traducidos directamente del griego, eran: Acechadora, Blanquito, Negrito, Leonada, Azul, Florecido, Guardián, Esgrimista, Carnicero, Apresurado, Prisa, Obstinado, Gañido, Rastreador, Estrellada, Feliz, Alegre, Soldado, Paloma Bravía, Resplandor, Furia, Disturbio, Lanza, Valiente, Asesino, Astuto, Veloz y Daga.
Todos estos nombres, poco comunes a día de hoy, definen la función que tenían las mascotas en la Antigua Grecia. Hoy en día tendemos a usar nombres propios para nuestras mascotas y se ha perdido esa funcionalidad.