Los olores funcionan como los mejores mecanismos reminiscentes que hay, ya que son capaces de traernos a la memoria sensaciones y recuerdos que no tenemos por qué haber vivido y nos trasladan al pasado, a esos olores que impregnaron el aire hace más de 3.500 años.
¿Creéis que es posible saber cómo olieron algunos de los bálsamos que se usaron en los rituales de momificación y de enterramiento del Antiguo Egipto? La respuesta es "sí" y se ha logrado en una exposición celebrada en Dinamarca.
En esta exposición realizada en el Museo Moesgaard de Aarhus (Dinamarca), los visitantes podrán volver atrás en el tiempo a través del poder del olfato.Ancient Egypt–Obsessed with Life no muestra obras escultóricas ni joyas antiguas, sino más bien la fragancia de un aceite de embalsamamiento que se utilizó para la momificación de Senetnay, una noble egipcia que vivió alrededor del año 1450 a.C.
La exposición es la excusa para presentar la investigación realizada por un equipo de arqueólogos alemanes que rasparon el interior de dos vasijas de piedra caliza utilizadas para preservar los restos de Senetnay y luego analizaron los residuos para identificar los ingredientes del bálsamo con el que la ungieron.
Para recrear el aroma del embalsamamiento, los investigadores trabajaron con un perfumista francés y un museólogo sensorial. Llamado Scents of eternity por la investigadora Barbara Huber, el aroma es una mezcla de cera de abejas, aceite vegetal, grasas, betún (una sustancia balsámica) y varias resinas de árboles.
La detección de resina de alerce y de pistacia indica que los ingredientes procedían de lugares tan lejanos como la India y el sudeste asiático. "Estos ingredientes complejos y diversos, exclusivos de este período temprano, ofrecen una comprensión novedosa de las sofisticadas prácticas de momificación y las rutas comerciales de gran alcance de Egipto", según compartió Christian Loeben, egiptólogo del Museo August Kestner de Hannover.
Los frascos de embalsamamiento de Senetnay fueron encontrados en una tumba real en el Valle de los Reyes en el año 1900 por Howard Carter, el egiptólogo que más tarde descubriría la tumba de Tutankamón.
Aunque se sabe poco sobre Senetnay, los eruditos dicen que fue la nodriza del faraón Amenhotep II y se convirtió en parte de su séquito, un estatus que se demuestra al haber sido ubicada en el Valle de los Reyes, una necrópolis de faraones y nobles.
La exposición, además, presenta la secuencia de acontecimientos desde la muerte hasta el embalsamamiento y la momificación, pasando por la entrada de la momia a la tumba y el viaje de su espíritu al inframundo.
Los organizadores esperan darle a la exhibicón el valor añadido de hacer que los visitantes tengan una experiencia sensorial del pasado: la fragancia recreada de un aceite de embalsamamiento utilizado en un taller de momificación egipcio hace miles de años.