Visten con sombrero cochabambino, llevan las tradicionales trenzas a ambos lados de la cabeza, debajo de las amplias faldas de motivos étnicos llevan enaguas y en pies calzan zapatillas aptas para patinar. Un atuendo único para reivindicar las raíces indígenas y el deporte.
Este grupo de skaters son las ImillaSkate, un colectivo de jóvenes bolivarianas que han unido los mundos a los que pertenecen por nacimiento o por interés para dar con una identidad única.
“Hemos optado por tomar una identidad que nos una a todas: todas somos bolivianas, hijas o nietas de mujeres de pollera. Tomamos la idea de juntar el deporte y la cultura, ya que la mujer de pollera simboliza la lucha por la libertad e independencia que hemos tenido en la historia”, cuentan al periódico Los Tiempos.
“Este deporte es para todos, es algo muy bonito, nadie se excluye con nadie. A todos los que quieran aprender a patinar les digo que no tengan miedo de caerse porque aquí todos se caen y saben lo que es caerse para lograr algo”. Para estas deportistas, lo más complicado de patinar vistiendo la falda tradicional es la dificultad añadida a la hora de realizar trucos, ya que no pueden verse los pies.
“Al principio fue complicado patinar con la pollera porque no alcanzas a ver tus pies y luego tienes que dominar el truco para no caerte”, explican las patinadoras. En contra posición, están los múltiples beneficios de praticar un deporte al aire libre en el que la sensación de libertad es total. Las Imilla también destacan la oportunidad de adentrarse en un mundo masculinizado como es el skate y ser un ejemplo para otras mujeres.
“Lo que más me gusta es el viento que te da de frente, la amistad que nos rodea y el esfuerzo que uno le da”.
Amistad, libertad y feminismo sobre cuatro ruedas impulsadas por la fuerza que todas las mujeres tienen.