Aunque creamos tener inteligencia emocional y empatía, muchas veces nuestras buenas intenciones pueden conllevar comportamientos tóxicos que no percibimos como tales. Reconocerlos es vital para no llevarlos a cabo y para lograr nuestro bienestar y el de los demás.
Se les llama “vampiros energéticos” o “personas tóxicas”, entre otros apelativos poco atractivos. En realidad, son individuos con rasgos de personalidad que promueven la tensión, el conflicto y el caos.
Una vez que se logra identificar a estas personas, es posible establecer límites con el fin de evitar que su toxicidad nos envenene. No obstante, ¿qué pasaría si la persona tóxica que tanto daño hace alrededor fuésemos nosotros y nosotras?
Desgraciadamente, la ciencia nos señala que este tipo de personas no suele darse cuenta de su propia toxicidad ni incompetencia. Esto sucede debido al efecto Dunning-Kruger, en donde existe una ligera superposición entre lo que otras personas piensan acerca de nosotros, y lo que creemos que piensan, principalmente en torno a los siguientes tres aspectos, que constituyen una especie de tríada infalible de la toxicidad:
Ser frío y prepotente
Nuestro cerebro está estructurado de forma que se encuentra constantemente evaluando el entorno en búsqueda de alguna situación de riesgo. Solemos cuestionarnos si alguien que acabamos de conocer podría provocarnos problemas, si tiene posibilidades (por sus rasgos físicos o conductuales) de hacernos daño y solemos responder a esa pregunta basándonos en sus acciones: si es empático, atento, sincero, amigable o tiene buenas intenciones.
En palabras de Heidi Grant, psicóloga de la Universidad de Yale: "Cuando eres cálido y cercano, la tendencia a decirle a las personas qué hacer se ve más como ‘una ayuda’. […] En otras palabras, cuando las personas creen que generalmente tienes buenas intenciones desde el corazón, se te brinda el beneficio de la duda y tus acciones se interpretan de manera generosa. El problema es que la mayoría, en especial en el área profesional, considera que dar buenas impresiones a sus colegas se relaciona principalmente con la competencia. En su afán de demostrar sus habilidades y talentos, se vuelven negligentes para proyectar calidez".
Es decir, este tipo de personas tóxicas:
1. Suelen gritar o hablarles con un tono inquisitivo a las personas con quienes se relacionan.
2. Son incapaces de reconocer sus errores y culpan a otros.
3. Critican negativamente a otros resaltando sus errores, especialmente frente a figuras de autoridad, para aparentar así una mayor competencia.
4. Curiosamente, también se caracterizan por hacen comentarios peyorativos sobre esas mismas autoridadades cuando no están delante.
5. No permiten a otros desempeñar sus actividades, pues ponen trabas y no siguen los procesos o acuerdos establecidos.
Ser egoísta
Ya sea que una persona decida ignorar sus responsabilidades y deje que otros las asuman, o se queje constantemente por la negligencia o límites de los otros, estos tipos de rasgos se asocian con alguien tóxico que “se queja demasiado”.
Incluso cuando alguien se encuentre enfocado solo en el trabajo, la persona tóxica siempre criticará su manera de ser, su estilo de trabajo o intentará hacerse con el crédito del esfuerzo del otro.
Para Grant:
"Honestamente, la mayoría de las personas egocéntricas ni siquiera se dan cuenta de que lo son, y algunos ni siquiera quieren serlo. Para estar seguros de no caer en esta particular categoría de la toxicidad, toma un tiempo para ponerte en los zapatos de tus colegas para realmente intentar comprender su perspectiva. Sé curioso y pregunta para aprender más sobre aquellos compañeros de trabajo que no conoces realmente. Y, sobre todo, muestra empatía. Muéstrales que los respetas y valoras lo suficiente como para tratar de ver a través de sus ojos. Usa frases como: ‘Lamento que estés pasando por eso' o ‘Me imagino lo que debiste sentir'".
Ser intransigente y "sabelotodo"
En varias investigaciones se ha demostrado que los compañeros de trabajo tóxicos suelen tener una confianza desmedida en sí mismos, considerándose superiores y con mayores capacidades que sus colegas.
Sin embargo, no siempre dominan el conocimiento ni los métodos de otras áreas. Desgraciadamente, este tipo de personajes suelen maltratar a los otros a causa de su supuesta inferioridad.
¿Qué os parece? ¿Consideráis que estos rasgos se presentan, invariablemente, en las personas consideradas "tóxicas"?